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Entrevista:DBC Pierre

"Aprendo a tener cuidado de mis deseos"

Cámaras de televisión filman el corredor de la muerte de un penal estadounidense. Al estilo del gran hermano, la audiencia decide con su voto el candidato de la próxima ejecución. Este juego tan espeluznante forma parte del engranaje social creado por DBC Pierre en torno a un adolescente de 15 años acusado de rociar con balas a sus compañeros de colegio. Vernon Dios Little, título de la novela, se alzó este invierno con el Premio Booker y a su autor se le reconoce como uno de los talentos más originales de los últimos años. "Es como un telefilme a todo volumen y, curiosamente, es una obra latina escrita en inglés", dice Pierre en Londres.

No hubo disputas en la última edición del prestigioso Booker. El jurado eligió por unanimidad y sin demora en las discusiones la obra de DBC Pierre con la que debuta en la escena literaria. Vernon Dios Little es una sátira de la sociedad estadounidense, una comedia negra sobre las consecuencias del "brutal racionalismo económico", según resume su autor en una reciente visita a Londres. "La novela surgió en un momento en que todo me parecía ridículo. Acababa de ver imágenes en televisión de una matanza en una escuela, que interpreté como icono muy triste de la nueva cultura. Es la cultura que nos llega de Estados Unidos, basada en el racionalismo económico. Estamos bajo el control del mercado de promesas, supeditados a presiones extremas, y ese incidente escolar de 1999 me pareció una evidencia clara del sobrecalentamiento de la burbuja cultural", explica.

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Carencia de carácter

Al protagonista, Vernon Little, le cuesta entender el mundo que le rodea. Se ha convertido en el chivo expiatorio de la chusma de Martirio, un pueblo ficticio de Tejas, de los medios de comunicación y del resto de la nación. Es un objetivo perfecto, un perdedor que desconfía de los adultos y que elaborará un rosario de mentiras para escapar del cerco social y mediático. "El sabor de líos, de fracaso y de fortuna que impregna a Vernon viene de mi propia experiencia. Empecé a escribir el libro con mucha energía autobiográfica y tuve que dar marcha atrás para dejar libre al personaje. Pude entonces aprovechar esa energía sin tener que escribir mi biografía, que resultaría más colorida incluso. Eso lo guardo para cuando sea más viejo, para mis memorias", dice.

Probablemente no exagera. DBC corresponde a las siglas de dirty but clean (sucio pero limpio), que aluden al turbio pasado y posterior regeneración del último premio Booker. Bajo el seudónimo Pierre se esconde Peter Finlay, nacido hace 42 años en Australia, criado en México y residente en la actualidad en Irlanda. Para mayor despiste, firma algunos ejemplares de su ópera prima con la letra M, por Mitterand, un apodo que se ganó jugando al póquer. "Solía jugar borracho y arrastraba las palabras de tal forma que cuando preguntaba si era mi turno sonaba en inglés algo parecido a mitterand", recuerda.

"La energía de la novela creció del sentimiento de haber malgastado mi juventud. Estaba molesto conmigo mismo y no aguantaba la presión de haber fracasado. Sabía que tenía talento, pero no sabía para qué. Podía dibujar y pintar. Había trabajado de fotógrafo e hice algunos anuncios publicitarios. Empecé a escribir, con 38 años, porque era el único instrumento que tenía entonces a mi alcance. Era lo único que podía hacer solo y sin ayuda. El proceso resultó muy orgánico porque el libro también trata sobre culpabilidad, pena, redención".

Antes de esbozar el primer retrato de Vernon, su creador había perdido la autoestima y dejado a un reguero de amigos en la cuneta. Enfiló la cuesta abajo con 16 años cuando a su padre, un científico australiano instalado con su familia en México, le diagnosticaron un cáncer terminal. En menos de tres años, Pierre se hundió en el lodo con una afición galopante a la cocaína y deudas millonarias. "Mi padre era el centro de nuestro universo y, con su muerte, mi vida se quebró en fragmentos. Tardé más de una década en agarrarme de nuevo a la onda verdadera de la vida. Básicamente tuve que aprenderlo todo", admite.

Pierre calcula en 200.000 euros las deudas que debe atender de sus años de desenfreno. "Me quedan once acreedores. Yo no les robé nada. Me prestaron dinero para tratamientos de rehabilitación o invirtieron en proyectos, entre ellos una película, que nunca salieron adelante. Eran amigos y querían ayudarme, pero yo me gasté su dinero en drogas o en las carreras de caballos. Apostaba para intentar saldar las deudas", confiesa.

Quiere saldar las deudas con los beneficios de su primer libro -el Booker está dotado con 70.000 euros- y los que espera publicar en los próximos años. "A mi agente literario le presenté una lista con 21 propuestas de libros. Soy demasiado ruco para escribirlas todas, pero ideas no me faltan. Mi segunda novela está casi terminada y la tercera, que comenzaré inmediatamente después, transcurre en España", dice en buen castellano con ese deje y vocablos mexicanos que absorbió de niño.

Pierre conoce España. Su ma-

dre tenía un piso en Granada que le dio pie a montar una sonora estafa en los años ochenta. Convenció a un vecino, el pintor estadounidense Robert Lenton, que le firmara un contrato por la venta de su residencia granadina como garantía de una hipoteca sobre el piso de la madre. El artista perdió su morada y, según han denunciado sus hijos, la salud a consecuencia del timo. "Dicen que le robé, pero yo no lo veo así. Cuando él quiso cerrar el trato, ya me había fundido el dinero de la hipoteca y de la venta de su piso. Fue un desastre. En esa época, sólo podía pensar en formas de financiar mi adicción. Creía que si dejaba la droga me moriría", argumenta. Lenton recibió el primer cheque de Pierre días después de fallarse el Booker.

"Me ha perdonado, lo cual dice más sobre él que sobre mí. Pero, en general, la gente está recuperando la confianza en mí porque comprenden que había algo más detrás de mi drogadicción. Yo tenía un optimismo patológico que me empujaba a pedir cosas que una persona razonable sabría que nunca podría devolver. Estaba infectado de una confianza enorme en mí mismo. Era como un quijote, convencido de que haría algo grande".

El éxito de Vernon Dios Little fue inmediato. En pocas semanas su autor se vio en el centro de un huracán mediático. "Qué locura. Con esta experiencia estoy aprendiendo a tener cuidado de mis deseos. Pero está siendo positiva porque, realmente, me encontraba al borde del suicidio. Toda mi confianza se había desvanecido y, desde que salió el libro, me veo rodeado de cambios dramáticos, en una fase de metamorfosis, como también le sucede a mi protagonista", dice mientras firma una pila de ejemplares.

En el Reino Unido, se considera a Pierre como el nuevo J. D. Salinger, el recluso autor de El guardián entre el centeno. La soltura de la narrativa y la expresividad lingüística de su novela, con una especia de jerga de barriadas inventada por él mismo, parece un guiso elaborado con el veneno de las letras de Eminen, el humor de South Park y la poesía de Rabelais, según apunta Emma Brockes en el diario The Guardian. "Mi inspiración está en la música. Yo no he leído mucho, soy muy lento, pero tengo buen oído para el sonido. Me encantan las palabras, los acentos, el vernáculo de la gente. Vernon Dios Little es una novela latina escrita en inglés".

DBC Pierre nació en Australia hace 42 años, fue criado en México y vive en Irlanda.
DBC Pierre nació en Australia hace 42 años, fue criado en México y vive en Irlanda.JORDI ADRIÀ

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