El Gobierno niega a Kirchner un trato preferente para los más de 40.000 argentinos 'sin papeles'
250.000 españoles gozan en Argentina de las ventajas que Buenos Aires pide para sus ciudadanos
Marí Olano declaró a la agencia Efe, al término de una visita de tres días a Argentina: "España tiene que ser coherente con el sistema de trabajo y residencia que tenemos. Tratamiento privilegiado no tiene ningún país". Precisó que la respuesta que dará el Ejecutivo español a la solicitud de Kirchner "no será negativa", porque invitará a Argentina "a trabajar juntos para poder realizar una inmigración ordenada, para que Argentina sepa ofrecer los trabajadores que pueda necesitar España".
Pero esto último no supone ningún trato especial para los argentinos, como se encarga de precisar el subsecretario de Trabajo: "La [posibilidad de] regularización de la situación de los argentinos es la misma que la de cualquier otro inmigrante irregular en España. El Gobierno no se plantea en estos momentos ningún tipo de regularización, sea de argentinos o de cualquier otro país". Una portavoz del Ministerio de Trabajo informó ayer a EL PAÍS que Marí se ratificaba en estas declaraciones. El Ministerio del Interior, encargado de dirigir la política migratoria, avaló sus palabras.
En España viven entre 80.000 y 100.000 argentinos, de los que el 31 de diciembre pasado sólo 43.347 tenían permiso de residencia, según el Balance del año 2003 de la Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración. Argentina fue el país más beneficiado por las regularizaciones de extranjeros efectuadas el último año. El número de sus ciudadanos con papeles pasó en ese período de 27.937 a 43.347; es decir, se incrementó un 55,16%.
Pero las autoridades de Buenos Aires no consideran suficiente este aumento. Un portavoz de la Embajada de Argentina en Madrid alude al convenio de migración firmado entre España y su país en 1960, cuando el éxodo de personas fluía en sentido inverso, de una España depauperada y sojuzgada por la dictadura franquista a una Argentina más liberal y opulenta, dirigida por el radical Arturo Frondizi.
El preámbulo del convenio, absolutamente favorable a España, es un canto a la hermandad de ambas naciones:
"Deseosos de regular la tradicional corriente migratoria de españoles a la República Argentina bajo los auspicios de la fraternidad que preside las relaciones entre los dos países, ligados por los indestructibles vínculos de una comunidad de religión, idioma, costumbres y aspiraciones "
El convenio no se limita a la retórica altisonante. El artículo 1 establece: "[Ambas partes] se comprometen a permitir la emigración y facilitar el establecimiento de los españoles que deseen instalarse en el territorio argentino, al objeto de ocupar un empleo o para reunirse con sus familiares residentes". Y el artículo 2 añade: "A los inmigrantes españoles les serán extendidos todos aquellos derechos y privilegios concedidos o que puedan concederse por la República Argentina a los inmigrantes de cualquier otro país".
En el texto se acuerda que la inmigración de españoles a Argentina puede efectuarse por cualquiera de los siguientes procedimientos: "Carta de llamada de residentes en territorio argentino formulada bien directamente o por conducto de un organismo internacional autorizado por las partes", "contrato de trabajo individual y directo", "programas colectivos patrocinados por sociedades o asociaciones de españoles residentes en la Argentina" y "operaciones colectivas concertadas entre los organismos de migración competentes".
En virtud de este convenio, decenas de miles de españoles han hallado un futuro en Argentina. Los 250.000 que en este momento residen allí no son sino una mínima expresión de los que emigraron durante el siglo pasado. Todos reconocen las facilidades que les otorgó el país de adopción, desde un puesto de trabajo hasta un carné de identidad especial que les ahorra el engorro de utilizar el pasaporte para trámites administrativos o financieros.
Néstor Kirchner, que la próxima semana visitará en Madrid al Rey y se entrevistará con el presidente del Gobierno y los candidatos a sucederle Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, encargó hace seis meses a su ministro de Exteriores, Rafael Vielsa, que pidiera a su homóloga Ana Palacio un trato recíproco para los argentinos en España. De la entrevista entre ambos cancilleres surgió la creación de una comisión mixta, que a día de hoy no ha dado fruto.
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