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Exteriores busca nueva sede al estar contaminada la actual

Casi 150 de los 960 trabajadores del edificio han sufrido mareos, irritaciones o cefaleas

La sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la plaza del Marqués de Salamanca, será desalojada en los próximos meses debido a la contaminación ambiental por hidrocarburos (principalmente naftaleno, pero también benzopireno y otras 18 sustáncias tóxicas) que sufre desde hace meses este inmueble. 148 (un 15%) de las 960 personas que trabajan en el edificio han sufrido mareos, cefaleas, irritaciones u otros síntomas. Exteriores ha decidido emprender obras de rehabilitación y, mientras éstas se desarrollan, cambiará de emplazamiento.

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El enemigo invisible que desde hace más de cuatro años se ha instalado en la sede de Exteriores sigue dando muchos quebraderos de cabeza a los responsables del ministerio. Exteriores completó a finales de 1999 la remodelación del inmueble para acondicionarlo como sede de sus Secretarías de Estado (Cooperación Internacional, Asuntos Europeos y Asuntos Exteriores), así como para la quincena de Direcciones Generales que de ellas dependen.

En el inmueble, además, había una vivienda a disposición del ministro titular de la cartera. Esta vivienda, que ahora ha sido reconvertida en despachos, no ha sido utilizada nunca por la actual ministra, Ana Palacio, pero sí lo fue por su antecesor en el cargo, Josep Piqué. Palacio sí que tiene en el inmueble su lugar de trabajo.

Sin embargo, y según el sindicato Comisiones Obreras (CC OO), los problemas del edificio empezaron a manifestarse enseguida: "Hubo gente que empezó a sufrir mareos, vómitos y malestar general desde muy pronto", explica Gregorio Muñoz, secretario de CC OO en Exteriores. "El recién creado Servicio de Prevención ordenó hacer una cromatología de gases y descubrió la presencia, entre otros, de hidrocarburos", añade.

El naftaleno es el más abundante de la veintena de gases tóxicos detectados. Todos ellos proceden de los hidrocarburos presentes en la capa asfáltica y otros materiales utilizados en la construcción y remodelación del inmueble. Está comprobado en animales que estos gases causan cáncer, si bien, en humanos, no hay evidencia científica de que así sea.

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Estos primeros resultados han sido ampliados con otro informe elaborado por el Instituto Torroja, dependiente del Centro Superio de Investigaciones Científicas (CSIF). "Este informe aún no está completado, pero los primeros resultados confirman la presencia de los hidrocarburos", relata Muñoz. Éste afirma que "ninguno de los gases detectados supera los niveles máximos establecidos legalmente, pero ante la persistencia de los síntomas la Inspección de Trabajo ya ha ordenado desalojar dos partes del edificio".

Más despachos

La primera vez fue a finales de 2000. Los análisis detectaron entonces niveles significativos de gases tóxicos en la tercera planta, ocupada por el departamento de Relaciones Culturales y Científicas.

Este primer desalojo afectó a 90 trabajadores, que fueron trasladados a un edificio en la calle de Príncipe de Vergara.

El segundo desalojo, que afectó a un centenar de personas, es mucho más reciente. Fue hace un mes. La Inspección de trabajo lo decretó tras una propuesta de CC OO basada en los análisis del Instituto Torroja. La mitad de los desalojados pertenece a la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y han sido recolocadas en un edificio de la Plaza de Santa Cruz.

La otra mitad se ha desplazado, dentro del mismo edificio de Marqués de Salamanca, a dependencias en las que las concentraciones de gases es menor. Una de ellas es la vivienda del ministro, que ha sido adaptada para acoger más despachos.

Para dejar de ser un edificio enfermo (se considera como tal al lugar en el que al menos un 10% de sus trabajadores sufren trastornos de salud), la sede de Exteriores necesitaría una profunda reforma.

Fuentes sindicales han explicado que sería necesario quitar toda la capa asfáltica de la cubierta y derribar todos los tabiques y falsos techos del interior.

La subsecretaria de Asuntos Exteriores, María Victoria Morera, responsable del futuro del edificio, aseguró ayer que el ministerio "ha tomado y seguirá tomando todas las medidas que los expertos y el Ministerio de Trabajo indiquen como las adecuadas para proteger la salud de los trabajadores". "El disconfort, que es como los médicos denominan a los síntomas sufridos por 148 empleados, no son graves, aunque nos los tomamos muy en serio", añadió la subsecretaria.

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