Integridad en peligro
Soy padre de una niña de 5 años. Mi hija ha sido diagnosticada de trastorno autista en tercer grado, por lo que requiere tratamientos específicos en lo que concierne al área educativa, en base a lo cual asiste al colegio Público Jarama, colegio de integración, sito en la localidad de Rivas Vaciamadrid.
Las puertas de acceso al colegio se abren por la mañana y por la tarde para que puedan acceder los padres a recoger a sus hijos. Los accesos quedan libres y no existe vigilancia ninguna. Esto ha provocado que en los traslados entre pabellones o entre el comedor y las aulas, la niña quede aislada o se escape de la fila, no siendo advertido esto por el monitor o el profesor responsable. Esto ha dado lugar a que se haya salido por las puertas de acceso a la calle sin ser advertida por nadie, con el consiguiente peligro dado el tráfico de la carretera o porque pueda perderse sin saber volver al colegio, dadas las condiciones psíquicas de la niña.
La última vez que esto sucedió fue el día 13 de enero a la una de la tarde, en que fue localizada fuera del colegio, en la calle, una vez que fue apercibida su ausencia. Hechos similares han ocurrido en varias ocasiones, habiéndonos enterado los padres por referencias de otras personas y corroborado posteriormente por el personal del Centro. Nos hemos puesto en innumerables ocasiones en contacto con la directora para intentar resolver éste problema. Sin embargo la inaccesibilidad de la dirección para establecer una reunión con los responsables y la falta de medidas de precautción tras muchas quejas nos lleva a una situación de constantes sobresaltos e inseguridad. Hasta ahora la única acción tomada ha sido la de que permanezca cerrada una de las puertas, la más cercana al aula de la niña.
La actuación en el comedor es de auténtico abandono, llegando el caso incluso de encargar a una compañera de su misma edad en algunas ocasiones de darle de comer. Es de comprender que pasa más tiempo tirada en el suelo que sentada en la silla.
La contestación de la dirección ha sido con frases como la de que no la atosiguemos o de que el colegio no tiene recursos suficientes, cosa ésta que no es muy creíble al ser un colegio de integración. Nos sentimos desamparados y no sabemos muy bien qué camino tomar, al menos hasta el curso que viene, en que irá a un colegio específico para su tratamiento.
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