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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Madres con miedo

Me dirijo a usted con la esperanza de que se sepa lo que, desde justo antes de estas pasadas fiestas navideñas, está ocurriendo en un reconocido colegio infantil de Madrid. Como le digo, se trata de un centro dedicado a los más pequeños, esto es, de dos a seis años y que se encuentra en la calle de Prieto Ureña, de Madrid capital.

Estos niños salían de sus clases, pocos días antes de las vacaciones de Navidad, cuando un palé de 300 kilos de ladrillos caía desde la monstruosa grúa que han instalado en la parcela contigua al jardín donde juegan y que también atraviesan para entrar o salir del centro.

La mole de material cayó a escasos metros de los niños, que en ese preciso momento se disponían a abandonar el colegio, para pánico y desconcierto de todos los que allí esperábamos la salida de nuestros retoños.

Lo que aquí pretendo denunciar no es sólo el gravísimo accidente acontecido o el riesgo que asumen nuestros pequeños a diario al atravesar, con miedo, el jardín que continúa ensombrecido por la grúa fatal. Fundamentalmente lo que quiero denunciar es la fría pared que encontramos los padres cuando reclamamos y exigimos- desde que empezaron las obras para el nuevo centro del King's College, en la parcela contigua al centro actual-, las medidas de seguridad más elementales para el bienestar de los pequeños. Además, se trata de la obra construcción del mismo colegio, que está levantando su nueva sede allí mismo.

Desoyeron nuestra reclamación cuando pedimos que sustituyeran esa gigantesca y desproporcionada grúa que gira sin parar cargada de material pesado sobre las cabezas de los niños (y cuidadores); dijeron que todas las licencias para la obra estaban aprobadas. Y, a pesar de lo acontecido, continúan respaldándose en lo avanzado de los trabajos o lo aprobado del proyecto para, ni retirar o sustituir la, ya no potencialmente (eso era antes), sino brutalmente peligrosa grúa infernal que nos tiene a los padres con el corazón encogido e impotentes ante esta cúpula de poder que parece significar la dirección del colegio.Colegio en el que depositamos nuestra confianza, nuestro sueldo y a nuestros hijos, y del que no recibimos respuestas, ni respeto ni protección para nuestros pequeños.

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