Valentía y compromiso

Que los equipos ligeros, y en especial el vídeo digital, pueden modificar no ya la producción convencional (lo sabemos desde hace tiempo) sino también el cine militante, es algo que el llamado cine piquetero argentino lleva años demostrando -aunque aquí no nos hemos enterado aún-, y que también entre nosotros comienza a ser una sólida realidad: ahí está El efecto Iguazú para demostrarlo. Ahora, a ese documental ejemplar le acaba de salir un sorprendente vástago, el esfuerzo de 14 jóvenes cineastas que, con voluntad de análisis, una mirada limpia, aguda y no lastrada por apriorismos, acompañaron a las seis columnas de obreros de Sintel que convergieron en Madrid en la movida manifestación del 1 de mayo de 2003, agresión a José María Fidalgo incluida.

Llega 200 km más lejos aún que El efecto..., entre otras cosas, porque éste ya desbrozó bastante el terreno. Y demuestra que el ataque al secretario general de CC OO fue un error -en último caso, político-, pero también el fruto de una exasperación en cuya gestación desempeñó un papel importante el propio sindicato y su deseo de pasar página sobre un conflicto difícil de digerir desde las actuales posiciones de la dirección sindical.

A la vez crónica de una lucha ejemplar y denuncia de la superficialidad con que la mayor parte de los medios informaron sobre el asunto, 200 km viene a demostrar la necesidad de un cine hecho en caliente, pero nada inocente, comprometido con su tiempo y que hace de las potencialidades de los nuevos soportes la razón misma de su existencia.