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La Loya Jirga afgana debate la Constitución

Karzai pide un sistema presidencialista

La Loya Jirga o asamblea de notables de Afganistán, reunida desde el día 14, tiene previsto votar a finales de esta semana sobre el proyecto de la nueva Constitución afgana, pero los 502 delegados siguen sin ponerse de acuerdo sobre si el sistema que debe regir un país traumatizado por 23 años de guerras debe ser presidencialista o parlamentario.

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El presidente, Hamid Karzai, que según EE UU es el "único hombre capaz" de gobernar Afganistán, ha declarado que si no se aprueba un sistema presidencialista no se presentará a las elecciones de junio. Algunos de los más importantes jefes tribales que asisten a la Loya Jirga no firmarán el documento que aprobará la Carta Magna si no se se institucionaliza un sistema parlamentario, que permita a los diputados supervisar la acción del presidente e incluso destituirle cuando las acusaciones lo requieran.

Pese a que tropas de Estados Unidos y de otros países de la OTAN supervisan y apoyan la reconstrucción de Afganistán, tras la guerra en el otoño de 2001 contra el régimen talibán y los efectivos de Al Qaeda que lo apoyaban, la estructura política de ese país de Asia Central sigue en estado muy precario. A diferencia de lo sucedido en Irak, donde el ex presidente Sadam Husein ha sido capturado, dos años después de la guerra de Afganistán ni el mulá Omar, máxima autoridad de los talibanes, ni el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, han sido apresados.

El norte y el oeste de Afganistán se escapan al control de Karzai y el presidente, pese a ser un pastún, tiene serios problemas con los dirigentes tribales de esta etnia, mayoritaria en Afganistán y de la que surgieron los talibanes.

A instancias de EE UU, Karzai se opone a que se rehabilite a la facción más tolerante de los talibanes, lo que ha envenenado también la situación, sobre todo en este último mes en que se han reactivados las acciones armadas de los seguidores del antiguo régimen y de los hombres de Al Qaeda.

Pero la inestabilidad es precisamente la que lleva al presidente Karzai a exigir a la Loya Jirga que le conceda la autoridad suficiente como para conseguir unificar el país y poner en marcha un Ejército que defienda la nación.

Además de la inestabilidad política, Afganistán hace frente a una dura realidad económica en la que la única fuente de divisas es el opio, principal cultivo del país. Los narcotraficantes son firmes aliados de los jefes tribales y principal fuente de sustento económico de sus guerrillas. Occidente se comprometió en 2002 a entregar 4.000 millones de euros para reconstruir el país pero sólo ha desembolsado una parte.

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