Una Misa del Gallo anticipada para los cristianos de Bagdad
La pequeña comunidad cristiana de Bagdad no asistió este año a la Misa del Gallo a medianoche, ya que el oficio se adelantó a la tarde de la Nochebuena. La noticia del cambio de hora corrió de una congregación a otra durante la semana pasada. Nadie cuestionó su sensatez: todos sabían que caminar por las calles de noche o reunirse en grandes grupos era como meterse en la boca del lobo.
"El principal problema es la seguridad, no sólo en Navidad, sino todos los días", decía el reverendo Yousif Thomas Mirkis, de la catedral de San José, una de las iglesias más grandes de la ciudad, días antes de la celebración. "La Navidad este año no será tan especial. Pero muchas familias lo celebrarán y quizá el espíritu se acerque más al de la primera Navidad, que tuvo lugar en medio de la pobreza y de circunstancias difíciles. Quizá ése sea nuestro consuelo este año. Tendremos una verdadera Navidad".
Cerca de un 4% de los 25 millones de habitantes de Irak son cristianos, principalmente caldeos y asirios. Los pueblos cristianos se suceden en el escarpado norte del país. La violencia sectaria con los musulmanes es poco frecuente. Sadam Husein no hizo a los cristianos blanco de persecución. Pese a que la mayoría de los cristianos tiene un buen nivel educativo y son de clase media, han permanecido relativamente apartados de la política.
La asistencia a misa los domingos disminuyó durante el último mes, en parte por la escasez de gasolina. La gente se resignó a celebrar la Navidad en sus casas ante el temor a los bandidos y a las guerrillas. Tras la captura de Sadam, aumentó el miedo a que los insurgentes atacasen las iglesias en venganza.
Mientras, el auge de las ventas de productos navideños refleja la robustez de la economía familiar en partes de la clase media, incluso cuando la tasa de paro en Irak sobrepasa el 25%. Majid Abbas, copropietario de una tienda en la calle de Karada, una de las más comerciales de Bagdad, asegura que los ingresos por ventas de árboles navideños, luces y juguetes han subido un 70% este año.
El fin de los aranceles a las importaciones ha proporcionado a los iraquíes una selección de productos sin precedentes. Tres niñas miran golosamente las Barbies procedentes de China. Medio millar de Santa Claus cantantes, a 60 dólares cada uno, se agotaron en menos de un mes. Pero los juguetes más populares este año son los carros de combate y los Kaláshnikov, un signo de que la violencia es omnipresente.
"Debemos tener cuidado este año", dice Joseph Saka, de 54 años, un conductor y operador telefónico en un asilo de ancianos cristiano en un barrio de clase alta. "En nuestros hogares puede que no haya diferencia en la forma de celebrar la Navidad. Pero fuera será distinto. Tenemos que ser cuidadosos, sobre todo cuando salgamos con nuestras familias, y especialmente con nuestras hijas. Hemos oído que hay grupos que secuestran chicas y piden dinero. Y los terroristas podrían atentar contra los cristianos".
La Misa del Gallo se adelantó en la iglesia caldea de Zaafaraniya, el barrio de Saka, como en el resto de la capital. En su casa, sin embargo, la fiesta se celebró como siempre: los niños abrieron los regalos a los pies del árbol, se bebió whisky y se comió klaacha, un dulce típico, y pacha, una cabeza de cordero asada.
Pero en otras familias han sido unas fiestas diferentes. Nahla Caco, de 25 años, no pudo celebrarlas con su madre y su hermana, que se fueron a Estambul hace tres meses por la inseguridad. "Mi madre es la única que sabe cocinar pacha, así que ni siquiera tuvimos eso este año".
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