El alcalde impone su mayoría para aprobar sus primeros presupuestos
El gobierno municipal 'tumba' las 1.819 enmiendas de PSOE e IU por juzgarlas "poco serias"
El PP impuso ayer su mayoría absoluta en el pleno municipal para aprobar definitivamente los presupuestos de 2004 -que incluyen una subida de impuestos del 26%- y rechazar las 1.819 enmiendas de la oposición. PSOE e IU acusaron al concejal de Hacienda, Juan Bravo, de elaborar unas cuentas "injustas", "incoherentes" y "poco sociales". Bravo les replicó que las enmiendas de la oposición le habían resultado "incomprensibles" en el fondo y en la forma, y que por eso no había podido aceptar ninguna. "No es usted seria, señora Jiménez", le espetó el concejal a la portavoz del PSOE. El debate entre Bravo y la socialista acabó entre las carcajadas de la bancada popular y el rostro compungido de algunos ediles de la oposición.
El proyecto de presupuestos de 2004 y el de reforma de las ordenanzas fiscales fueron aprobados inicialmente el 4 de noviembre; tras pasar la fase de alegaciones (sindicatos y organizaciones sociales plantearon, en total, cuatro alegaciones) y enmiendas (1.121 del PSOE y 698 de IU), el PP volvió a presentarlos ayer al pleno para su aprobación definitiva. Lo logró gracias a la mayoría absoluta de sus 30 concejales, pero con el voto en contra de los 21 ediles socialistas y los cuatro de IU. El Ayuntamiento contará el año próximo con un presupuesto de 4.380 millones de euros, un 26% más que este año, y en igual porcentaje subirá la recaudación por impuestos.
Del debate de ayer no se esperaba mucho. El PP ya había dicho que no aceptaría ninguna de las casi 2.000 enmiendas de la oposición, y la oposición ya había protestado por unos presupuestos que considera demasiado volcados en obras faraónicas como la reforma de la M-30 -que el gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón aún no ha decidido cómo pagar- y muy poco en la lucha contra los desequilibrios sociales de la capital.
Sin embargo, la sesión se convirtió en un espectáculo en el que los concejales del PP acabaron riéndose a carcajadas de las propuestas de la portavoz del PSOE, Trinidad Jiménez. Ésta quiso defender personalmente sus enmiendas en lugar de ceder la palabra, como hizo en noviembre, a su edil en asuntos de Hacienda, el eurodiputado Enrique Barón, que no pisa la Casa de la Villa más que una vez al mes.
"Un tremendo error"
Algunos ediles del PP y también de la oposición opinaban al final del debate que Jiménez había cometido "un tremendo error". Y eso a pesar de que la intervención de Barón en noviembre provocó igualmente la mofa del PP y las críticas en el seno de su grupo. En aquella ocasión, el eurodiputado dijo haberse sentido maltratado por Bravo, que le acusó de cometer "disparates" y lanzar "afirmaciones alegres" en el discurso en el que presentó la enmienda a la totalidad de los presupuestos.
La portavoz socialista comenzó poniendo de relieve las "incoherencias" y "contradicciones" del alcalde: "Sube los impuestos y aumenta la deuda, en contra lo que dice su partido, y luego cede a las presiones y retira el único impuesto que no iba a poder cobrar: el recargo del IBI a las casas vacías". Continuó arremetiendo contra el "injustificado" gasto en "burocracia" y terminó acusando al PP de olvidar algunas de sus promesas electorales. "No hay programas de vivienda pública en alquiler, sólo se prevé crear el 2% de las zonas verdes prometidas, los gastos en temas sociales, de mayores, juventud, cooperación, mujer, infancia, etcétera, sólo suman el 8,4% del presupuesto...". "En definitiva", concluyó, "estas cuentas no tienen objetivos claros y contradicen el programa electoral del PP".
Concha Denche e Inés Sabanés, de IU, afirmaron que el presupuesto de Ruiz-Gallardón, "injusto y poco social", es una combinación de "buenas intenciones y marketing", le recriminaron que no cumple con su promesa de ceder más competencias a los distritos y subrayaron que el proyecto se presentó el 4 de noviembre, aunque la ley conmina a hacerlo antes del 15 de octubre. "Lo retrasaron para no perjudicar al PP en las elecciones autonómicas con su subida de impuestos", dijo Denche.
El concejal Juan Bravo tomó entonces la palabra, pero no para rebatir esas cifras, sino para explicar por qué su grupo no había aceptado ninguna enmienda de la oposición. "Adolecían de serias deficiencias, lo que ha hecho difícil no ya su aceptación, sino directamente su comprensión. No se especificaba de dónde querían restar dinero y en qué partidas concretas querían incrementarlo". Después se dirigió a la portavoz del PSOE: "Confunden ustedes partidas, dicen que no hay dinero, pero es porque está recogido en partidas diferentes. Y luego piden que reduzcamos el personal, lo que implicaría el despido, entre otros, de muchos asesores, trabajadores eventuales, solicitados por su grupo. Espero que mañana mismo pida usted que se despida a esa gente, puesto que no la necesita". "Le propongo algo: si usted retira su organigrama, yo retiro a mis asesores", respondió Jiménez velozmente. Y, ante el estupor de los concejales de PP e IU, continuó: "De hecho, estoy dispuesta también a renunciar al próximo traslado de los grupos municipales al nuevo edificio de la calle Mayor [un traslado pedido desde hace tiempo por todos los partidos], porque también saldrá caro". "Eso no se puede improvisar aquí, señora Jiménez", protestaba Bravo.
A esas alturas, toda la bancada del PP era una sola carcajada, los ediles de IU murmuraban "de eso nada, ¡nosotros no renunciamos al traslado!", y el socialista Barón callaba. "No me importa, hay que darle vida a este pleno", afirmó a la salida Trinidad Jiménez.
Las primas de Gallardón
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, tiene primas "en todas partes". Con esa confesión ante el pleno del Ayuntamiento se saldó ayer uno de los contados momentos de humor que ofrece un pleno municipal. Y ayer eran dos los convocados: primero, el ordinario del mes de diciembre, y luego, otro extraordinario para aprobar los presupuestos de 2004. Siete horas de debate, con una única pausa de 10 minutos, en el día de la lotería de Navidad. Ruiz-Gallardón, como ya es habitual, no se levantó de su asiento ni una sola vez.
La socialista Trinidad Jiménez había intervenido para acusar al PP de traicionar su programa electoral: "Dijeron que cederían más competencias a las juntas municipales de distrito, e incluso llegaron a sugerir que podrían introducir aquí el modelo de París, donde los presidentes de las juntas son del partido más votado en el distrito correspondiente...".
El portavoz del PP, Manuel Cobo, negaba con la cabeza y ponía los ojos en blanco. "¿Cómo vamos a haber dicho eso?", murmuraba. Entonces intercedió el alcalde: "La que viajó a París en campaña fue usted, no yo, señora Jiménez. Me confunde usted con su mismidad". "Sí fue, señor alcalde, y se entrevistó con el ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy", insistió Jiménez minutos después. "Efectivamente, hablé con Sarkozy, pero de seguridad, no de juntas de distrito, obviamente. Y, por cierto", apuntó Ruiz-Gallardón con un repentino ataque de humor, "que Sarkozy está casado con una prima mía. ¡Uno, que tiene primas en todas partes!". Los concejales se rieron al unísono porque una de esas primas del alcalde es la propia Trinidad Jiménez, que sonreía encantada en su escaño.
En cuanto a la lotería, no le tocó a nadie. Pasaban las 11.15 cuando Ruiz-Gallardón lo constató: "Creo que las radios están anunciando ya el número agraciado con el gordo. No habiéndose producido ningún abandono súbito de la sala, entiendo que no ha lugar a ninguna felicitación, así que podemos continuar". Hubo un suspiro de nostalgia general, y eso que aún quedaban más de cinco horas de debate.
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