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Israelíes y palestinos rechazan el plan de separación de Sharon

Washington critica "las medidas unilaterales que bloquean el camino hacia la negociación"

El plan de separación entre Israel y Palestina propuesto el jueves por Ariel Sharon, en el caso de que fracase la llamada Hoja de Ruta, ha provocado un aluvión de críticas internas y externas. El Gobierno de EE UU, uno de los cuatro patrocinadores de dicho plan de paz y principal aliado de Israel, asegura que no es el momento adecuado para debatir lo que se debe hacer en el futuro, y criticó cualquier medida unilateral que dificulte el proceso de negociación.

Simon Peres, líder laborista, el principal partido de la oposición, acusó ayer a Sharon de "levantar un muro de declaraciones en vez de adoptar las decisiones necesarias". "Hasta para desconectarse se necesita del acuerdo del otro", añadió Peres, el cual auguró más problemas en el camino: "Seguiremos en medio de un enfrentamiento continuo y doloroso".

Peres, que propugna una solución negociada que permita la proclamación de un Estado palestino con las fronteras de 1967, se sentía dolorido y decepcionado. Se había creído las filtraciones que anunciaban un ambicioso plan del primer ministro alternativo a la Intifada, en el que se contemplaba el desmantelamiento de importantes núcleos de asentamientos. Peres llegó a anunciar que su partido podría volver al Gobierno junto al Likud para ayudarles en ese proyecto.

El movimiento nacionalista colono, representado en el Parlamento y en el Gobierno por el Partido Nacional Religioso, tampoco está contento, pero por razones diferentes. Critica con dureza el aspecto del plan que incluye el desmantelamiento de asentamientos ilegales y el traslado de otros enclaves aislados a zonas más seguras. Portavoces de esta comunidad anunciaron su decisión de impedirlo y, llegado el caso, se mostraron dispuestos incluso a provocar la caída del Gabinete ultranacionalista.

Pero las descalificaciones más rotundas y aceradas llegan desde la Autoridad Palestina, que reclama el apoyo renovado de la comunidad internacional para frenar estos planes. El jefe del Ejecutivo palestino, Ahmed Qurei, calificó el discurso de Sharon de "peligroso", y añadió que "este tipo de mensajes es inaceptable". El ministro Saeb Erekat reclamó ayer una acción decidida de la UE, otro de los patrocinadores de la Hoja de Ruta junto a EE UU, Rusia y la ONU, como única manera de frenar las intenciones de Sharon.

Para la Casa Blanca, el plan de Sharon es un ejercicio de pesimismo que sólo puede ser negativo, informa Javier del Pino: "No creemos que lo mejor en este momento sea debatir lo que se debe hacer si la Hoja fracasa", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. Washington dejó clara su oposición a "medidas unilaterales que bloquean el camino hacia la negociación", dijo el portavoz. A cambio, para que la crítica no se contemplara como tal, añadió su satisfacción por varias de las opiniones planteadas por Sharon, "y en particular su compromiso de avanzar en la Hoja de Ruta".

Los ideólogos de la política exterior del presidente George W. Bush llevan semanas buscando un discreto acercamiento entre las partes. A la constante presión privada se ha unido una serie de gestos públicos como la reunión que mantuvo el secretario de Estado, Colin Powell, con los autores de una propuesta alternativa (Plan de Ginebra) de pacificación que ya había sido despreciada por Sharon.

[La Corte Internacional de Justicia de La Haya admitió ayer a trámite la solicitud de la Asamblea General de la ONU, que demanda una sentencia sobre la legalidad de la construcción del muro israelí en los territorios ocupados palestinos, informa Efe]

Un palestino mira a través de un hueco en el muro de separación israelí, ayer en Jerusalén.
Un palestino mira a través de un hueco en el muro de separación israelí, ayer en Jerusalén.EFE

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