Más allá de...
Una montaña, un castillo, un hilo, dos jóvenes, hombres y trasgos, luz y oscuridad. Con estos pocos elementos, George MacDonald escribió un clásico de la literatura juvenil: La princesa y los trasgos, un clásico que es compañero de otro, Alicia en el país de las maravillas, de la misma manera que MacDonald y Carroll fueron amigos. Es más, cuando Lewis Carroll terminó su Alicia, inseguro como estaba, envió el manuscrito a la esposa de George MacDonald para que ésta la leyera a varios de sus 11 hijos: la respuesta entusiasta de los pequeños desvaneció las dudas de Carroll sobre la conveniencia de publicarlo.
Las aventuras de la princesa Irene y el joven minero Curdie forman un libro impecable, de sólida construcción, poderosa imaginación y magnífica creación de imágenes literarias. La historia es sencilla, pero su estructura es muy moderna, equilibrando y alternando con gran habilidad los planos temporales de la acción. La contraposición simbólica se establece entre luz y oscuridad. Hay dos mundos en la montaña, el de los mineros que extraen el material y pertenecen al reino del que Irene es princesa y el de los trasgos, antaño humanos que se hundieron en las profundidades de la tierra y degeneraron. El tercer elemento es el palacio de la montaña con su contraparte en el mundo de los trasgos. Todos ellos más los personajes son fáciles de reconocer, pues perduran hasta las más recientes películas y novelas y a su vez provienen de la tradición de los relatos antiguos, pero lo importante es el modo en que el autor concentra sus ideas y despliega su relato creando secuencias de imágenes inolvidables, como el hermosísimo mundo onírico de la más-que-abuela o los túneles y laberintos del interior de la montaña; o personajes con el arrojo del pequeño Curdie para entender y desvelar lo prohibido y la firmeza y sensibilidad de la princesa Irene; junto a ellos, personajes secundarios tan notables como la desclasada institutriz Lootie o la Reina de los trasgos. Como buen texto victoriano, también pretende ser ejemplar. MacDonald cuenta ateniéndose a lo justo y lo esencial y lo trata con imaginación y coherencia, gracias a lo cual crea un hermoso relato muy atractivo para todos los públicos.
LA PRINCESA Y LOS TRASGOS
George MacDonald
Traducción de Carmen Martín Gaite
Siruela. Madrid, 2003
288 páginas. 13,50 euros
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