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Francia margina a España en sus 50 proyectos de grandes infraestructuras

La conexión ferroviaria de alta velocidad entre Perpiñán y Figueres es la única aprobada

El Gobierno francés aprobó ayer un plan de 50 proyectos de infraestructuras destinado a potenciar su territorio y "anclarse en Europa" del que margina a España, excepto la conexión ferroviaria con Cataluña. Ese plan, cuya primera fase debe culminar en 2012, incluye grandes mejoras de comunicaciones hacia el este y el sur del país, con prolongaciones hacia Alemania e Italia, pero no hay más concesión a España que la unión ferroviaria Perpiñán-Figueres (Girona). Un par de líneas de alta velocidad unirán París con Burdeos y Toulouse, sin que ninguna de ellas se acerque a los Pirineos.

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El documento comunica que está "decidida" la realización de la línea nueva de alta velocidad Tours-Burdeos y "a largo plazo" la de Burdeos a Toulouse. Pero la eventual prolongación hacia España, por el País Vasco, se aplaza a "un debate público" en 2006. Y no se contemplan de ninguna manera -ni siquiera como promesa de futuros estudios- las demandas españolas de reapertura de la línea ferroviaria Pau-Canfranc y de mejora de la travesía por carretera de los Pirineos centrales, a través del valle de Aspe.

Tales decisiones no han gustado ni siquiera a Alain Rousset, presidente de Aquitania, la gran región del suroeste francés, quien cree que España estará preparada "rápidamente" para llevar la alta velocidad hasta Irún y Hendaya, mientras Francia no tiene fechas para hacer lo propio". El documento aprobado ayer por el Gobierno francés ha decidido desdoblar como autopista la actual carretera nacional Biarritz-Burdeos, convertida en una muralla de camiones, principalmente españoles y portugueses, embotellados por la falta de otros pasos pirenaicos.

En este panorama, el "anclaje" europeo de Francia con España se limita a la línea de alta velocidad por Cataluña. "El Gobierno confirma su intención de llegar rápidamente a la firma del tratado de concesión ferroviaria Perpiñán-Figueras a fin de permitir un comienzo de las obras en los plazos más breves", se lee en el documento francés, que fue facilitado tras la reunión de una comisión interministerial encabezada por el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin.

El documento reafirma la voluntad de que se pueda viajar en 4,30 horas entre Barcelona y París. Para que esto sea posible -además de lo mucho que falta hacer en España- el plan francés incluye las variantes ferroviarias de Nîmes y Montpellier, para las que da fecha de comienzo de obras: 2006. Cuando la línea sea una realidad, Barcelona quedará conectada por alta velocidad con las líneas ya en servicio que enlazan Londres, Bruselas, París, Lyon, Aviñón y Marsella, además de las decididas ayer para Montpellier y Niza. Otros proyectos aprobados por Francia conectarán París y Lyon con Estrasburgo y otras ciudades del este, junto a Alemania. También se aprueba un costoso plan de construcción de un túnel de 50 kilómetros bajo los Alpes para enlazar Lyon y Turín por línea ferroviaria de alta velocidad, destinada a mercancías y viajeros.

El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, dijo que la aplicación de los planes aprobados dinamizará la actividad económica de su país y creará 50.000 empleos. La voluntad política que subyace es la de "mejorar el atractivo de Francia" y aprovecharse de su situación geográfica, como lugar de paso obligado para las conexiones entre varios países, evitando así la marginación geográfica del sur y el oeste del continente europeo a medida que el centro de gravedad de la UE se desplaza hacia el este.

Si a los franceses les parece indispensable potenciar sus infraestructuras para seguir contando en la Europa ampliada, la reflexión es crítica en el caso de España, cuya única conexión terrestre con el grueso de Europa tiene que realizarse a través de Francia. Este país apuesta, además, por limitar el transporte por carretera, dados los "estrangulamientos que representan los Alpes y los Pirineos" -dice el documento en cuestión- y apuesta por crear "autopistas marítimas". El estudio de la primera de ellas, a lo largo de la fachada atlántica, terminará el año que viene. Se trata de transportar mercancías a gran escala en barcos, restando así tráfico a las carreteras.

La parte más débil del plan aprobado en París es la financiación de los gigantescos planes diseñados. El Gobierno quiere movilizar 20.000 millones de euros para las inversiones de aquí a 2012, pero sólo se compromete a financiar 7,500 por si mismo. El Ministerio de Economía ha sido derrotado en el intento de privatizar las autopistas de peaje, que producirán un dividendo de 4.000 millones de euros en el periodo que va de 2004 a 2012: sigue faltando mucho dinero.

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