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Entrevista:PAOLO VIRNO | Filósofo

"La felicidad sigue siendo el asunto principal"

Paolo Virno (Nápoles, 1953) es profesor de Filosofía del Lenguaje en la Universidad de Cosenza (Calabria, Italia). Ha estado en Barcelona para impartir un seminario titulado Multitud y virtuosismo. Define su filosofía como materialista y transversal, centrada en el hecho de que el hombre es un animal lingüístico y, también, político. Pero, afirma, la política ya no tiene como objetivo la toma del Estado. El asunto principal, dice, sigue siendo la conquista de la felicidad. En sus textos analiza comportamientos denostados por la izquierda tradicional: el éxodo, el rechazo que aparece entre los jóvenes a partir de los años setenta. Virno estuvo tres años en la cárcel, procesado junto a Toni Negri y acusado de pertenecer a una organización terrorista. Fue absuelto.

"Intento elaborar una filosofía materialista que parte del hecho de que el ser humano es un animal lingüístico y también un animal político, como dice Aristóteles. Lo uno por lo otro. Es lo mismo. Hablamos, luego hacemos. La condición biológica de nuestra especie provoca el hecho del hablar y del hacer político. Este materialismo se enfrenta a las teorías posmodernas y las ciencias cognitivas, que han olvidado la historia y la conexión social. Se ocupan de una mente solitaria. El materialismo que yo propugno busca unir naturalismo e historia", afirma Virno.

Frente a un pensamiento contemporáneo entregado a la exaltación del fragmento, Virno defiende que la función de la filosofía es la pretensión de globalidad. Cree que vivimos en un momento similar al del siglo XVII, a la espera de elaborar conceptos antropológicos y éticos que den cuenta del nuevo mundo. De ahí que elogie "una forma de pensamiento global como fue el pensamiento del siglo XVII. Hobbes, Spinoza, estudian el hombre como animal y a la vez inventan la política moderna. En el siglo XVII se inventan la política moderna. Conceptos como Estado, soberanía, obediencia, legalidad, legitimidad, son banales para nosotros, pero fueron inventados entonces, en medio de las guerras civiles y religiosas del silo XVII".

La creación es posible, porque, explica, "nuestro tiempo presenta la crisis de aquella idea del hombre y también la crisis de todas las categorías del pensamiento político moderno. Estado es una palabra banal. Hoy resulta misteriosa, incluso: Estado español, Europa... se ha abierto una fase de transición hacia un pensamiento que invente nuevas categorías políticas".

Virno recurre a un autor que la izquierda no acostumbra a apreciar, Carl Schmitt, que organizó buena parte de su teoría política sobre la noción de enemigo. Pero el pensador italiano recurre a este concepto para mostrar la "crisis de la estatalidad". "La noción de enemigo tiene un significado distinto si el problema es la toma del poder y la construcción de un nuevo Estado. Hay enemigos cuando se compite por la toma del poder. Pero si se pretende construir realidades que ya no son estatales, la noción de enemigo pierde valor y es más importante la noción de amigo". La política sin la conquista del poder genera nuevas formas de oposición y disidencia, formas que, opina Virno, no han sido asumidas ni entendidas por la izquierda tradicional.

Los nuevos movimientos pueden haber abandonado el objetivo de la conquista del poder, pero no han renunciado a lo que estaba detrás de ese proyecto: la conquista de la felicidad. "Ése sigue siendo el asunto principal. La felicidad había sido asociada a la existencia singular. Pública significa compartida. Aquello que pensábamos particular, íntimo, la idea de felicidad, sólo puede realizarse en su dimensión pública, con mis vecinos".

Paolo Virno, retratado en Barcelona.
Paolo Virno, retratado en Barcelona.JOAN SÁNCHEZ

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