Prodi exige a los grandes que expliquen en qué sectores proponen recortes
La propuesta de los Seis de congelar los gastos de la UE irrita a España y a Polonia
La temida guerra europea con el doble frente del poder y del dinero ya ha comenzado. La carta de los Seis (Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Austria y Suecia) enviada el lunes al presidente de la Comisión, Romano Prodi, para exigir que el Presupuesto de la Unión quede congelado en el actual 1% del PIB de la UE ha provocado un hondo malestar en España y Polonia, los dos países que más se jugarán en el reparto de los fondos europeos. Prodi apeló a la responsabilidad de los firmantes y exigió que expliquen en qué sectores proponen los recortes de gasto. En el Ejecutivo dan por hecho que el objetivo es reducir los fondos.
La carta, firmada por los líderes de los citados países, todos ellos contribuyentes netos al Presupuesto de la Unión, ha sido difundida un mes antes de que la Comisión presente su propio proyecto sobre las nuevas perspectivas financieras o marco plurianual que sustituirá al actualmente en vigor para el periodo 2000-2006. Pero sobre todo ha sido enviada únicamente dos días después de que el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, señalaran al español José María Aznar y al polaco Leszek Miller como responsables del fracaso de la cumbre europea que debía pactar una nueva Constitución europea.
Tanto Schröder como Chirac, sobre todo el primero, ya advirtieron de que había "una relación directa" entre el nuevo reparto de poder del proyecto constitucional, reiteradamente rechazado por España y Polonia, y la negociación de las futuras perspectivas financieras que regirán a partir de 2007 y que afectarán a 25 países (los Quince más los 10 candidatos). Esa relación ya ha sido hecha y, en los próximos meses, correrán en paralelo las dos negociaciones: la del proyecto constitucional, ahora en el limbo, y la del marco financiero plurianual, que debiera culminar en 2005.
Fuentes oficiales españolas señalaron ayer que es "mezquino" mezclar ambos procesos y que la política de solidaridad es consustancial a la UE, por lo que los autores de la carta "demuestran que tienen argumentos muy poco europeístas". Desde Polonia, según informaciones de agencias, el ministro de Exteriores, Vlodzimierz Cimoszewic, declaró que la Unión "no puede funcionar bajo el principio del palo y la zanahoria".
Milagros de gestión
Romano Prodi animó con ironía a los seis firmantes a que "asuman la responsabilidad de decir a sus ciudadanos en qué sectores pretenden hacer recortes", y reiteró que él no puede hacer "milagros" para gestionar entre 25 el mismo dinero que entre 15, y además incluyendo nuevos capítulos presupuestarios como la política exterior europea, el control de fronteras, las grandes infraestructuras o el aumento en gastos de investigación. Berlusconi, pese a ser primer ministro de un país también contribuyente neto en la UE, comentó ayer en Estrasburgo que él no es partidario de reducir los gastos en la Unión.
Para el periodo 2000-2006, las perspectivas financieras fueron fijadas en 725.000 millones de euros, de los que más de 200.000 se destinaron a Acciones Estructurales (fondos regionales y fondo de cohesión). Más de una cuarta parte de esa partida tiene como destino España, especialmente las regiones objetivo 1 (con una renta por habitante por debajo del 75% de la media europea), todas menos Navarra, Madrid, Cataluña, País Vasco y Baleares. Así, España, principal beneficiario, recibe más de 8.000 millones de euros anuales de esa partida.
Riqueza estadística
Pero en mayo próximo se incorporan 10 nuevos países, con 90 millones de habitantes, que sólo supondrán el 7% del PIB de la UE y cuya renta media es el 43% de la comunitaria. La media de las regiones españolas subirá por efecto estadístico y al menos seis de las actuales beneficiarias dejarán de ser objetivo 1. Por eso España quiere negociar un periodo de transición para que dejen de recibir el dinero paulatinamente. A su vez, Polonia, con un PIB por habitante del 40% de la Unión, se convertirá a la larga en el mayor receptor de fondos europeos.
El problema para España es doble. Para conseguir ese periodo transitorio, tendrá enfrente a los citados países contribuyentes netos, los ricos, grupo al que también pertenecen Italia, Bélgica, Luxemburgo y Dinamarca, que no han firmado la Carta de los Seis. Y si hay menos dinero a repartir, los asesores de Prodi, encabezados por el profesor belga André Sapir, ya le aconsejaron que concentre sus esfuerzos en los nuevos socios del club, los más necesitados. Además, Alemania, Francia, Holanda, el informe Sapir y varios comisarios han reiterado que los fondos europeos deben dedicarse a objetivos que generen crecimiento económico (grandes redes transeuropeas, investigación) más que a proyectos regionales cuya aportación al enriquecimiento europeo es puesta en duda. Sapir llegó a aconsejar el desmantelamiento, en la práctica, de la Política Agrícola Común y de la Política Regional.
En un comunicado difundido el lunes, el secretario de Estado sueco, Lars Danielsson, cuyo país pasa por ser el promotor de la carta de los Seis, dijo que la Comisión debe entender que los recursos de los países "son limitados" y que los fondos europeos han de destinarse sobre todo "al crecimiento y al empleo". La guerra de los euros contra los votos, o viceversa, acaba de empezar.
Un doble riesgo
La Comisión Europea lleva debatiendo desde antes del verano cómo será el proyecto de perspectivas financieras que presentará en enero. Lo iba a hacer este mes, pero lo evitó para no interferir en la negociación de la Constitución europea. La mezcla es ya inevitable. Pero, por encima de ese problema, la discusión en el Ejecutivo comunitario ha sido muy similar a la existente entre países contribuyentes netos y beneficiarios de fondos.
El debate en Bruselas aún no está cerrado, pero se sabe que una mayoría de comisarios es partidaria de aumentar por encima del 1% del producto interior bruto (PIB) europeo -el límite actual es del 1,24%- el gasto de la Unión. Además, el comisario de Política Regional, el francés Michel Barnier, defiende que al desarrollo regional se destine el 0,45% del PIB de la UE (hoy es el 0,42%), pero André Sapir, jefe de asesores de Romano Prodi, cree que debe rebajarse al 0,35% y casi todo para los actuales candidatos.
Preguntado sobre la amenaza franco-alemana de mirar con lupa las ayudas regionales a Varsovia, el primer ministro polaco, Leszek Miller, dijo el pasado sábado en Bruselas que "los riesgos van en las dos direcciones", aludiendo a que Polonia puede seguir bloqueando una Constitución europea. Las fuentes oficiales españolas consultadas también recordaron ayer que las próximas perspectivas se aprobarán por unanimidad, con derecho a veto, porque así lo introdujo el Gobierno español en el Tratado de Niza aprobado hace tres años y hoy en vigor.
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