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Columna
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V centenario

Tanto la Sevilla de ahora como la del XVI le deben mucho a la Casa de la Contratación, sede del Consulado del gremio de todos los mercaderes interesados por el tráfico con las Indias. Y dado el gran interés que ofrecía el tráfico con las Indias, llegaron a esta ciudad y a ese Consulado comerciantes europeos, banqueros, astilleros y un gran flujo de negocios que dio lugar al enriquecimiento de Sevilla con la mejor arquitectura y las mejores artes de aquel tiempo. Por algo dicen los historiadores que la Casa de la Contratación nos aporta una política económica y cultural tan espléndida. Y aún ahora le debemos el turismo que viene a ver lo que queda de aquellas maravillas y también el placer de vivir, día tras día, entre ellas.

A pesar de que también se ha dicho que, por falta de espacio, se trasladó al Archivo de Indias recién construido con ese fin, la realidad parece ser que, desde su creación en 1503, y hasta 1717 -fecha en la que se la llevaron a Cádiz y en la que comienza la decadencia de Sevilla-, la sede del Consulado de los mercaderes nunca salió de los Reales Alcázares de Sevilla, del Salón del Almirante, y, más tarde, ocupando también lo que es hoy la Consejería de Obras Públicas. Además, como tenía jurisdicción civil y criminal, tenía su propia cárcel en la casa de la cilla, en la actual calle Santo Tomás.

Precisamente estos días se celebra su V centenario con una magnífica exposición que han llevado a cabo la comisaria María Antonia Colomer, directora del Archivo de Indias, el vicecomisario profesor Antonio García Baquero, y los investigadores Carlos Álvarez Santaló, Ramón María Serrera Contreras y María Emilia Pérez Mallaína. El nivel de los documentos expuestos, así como también el de los cuadros, tallas y mapas, es extraordinario. Lo que uno no espera es encontrarlos en La Casa de la Provincia. Me imagino que habrá sus buenas razones para no haberlos podido exponer en el lugar en el que de verdad estuvo ubicada la Casa de la Contratación: un alcázar muy grande y en buenas condiciones. Un acontecimiento de esta importancia histórica para Sevilla merece buena difusión y mejor trato.

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