Los peritos afirman que sufre ideas delirantes y de persecución
Noelia de Mingo, la médica residente que, cuchillo en mano, hizo cundir el pánico el pasado 3 de abril en los pasillos de la Fundación Jiménez Díaz, siempre tuvo dificultades para relacionarse con los demás. Noelia, que tiene otros dos hermanos, sólo refiere haber conocido en su época del instituto a tres amigas, con las que tampoco llegó a intimar. Su relación con ellas nunca llegó a ser fluida y menos aún fuera del horario académico.
Tras aprobar el COU, a los 18 años ingresó en la universidad para estudiar Medicina. El cambio a la universidad resultó muy duro para ella, tanto en el plano académico como en el de relaciones con sus compañeras, según el informe de las psicólogas. Repitió tercero y quinto de Medicina. Durante toda esta etapa sólo se relacionó con una compañera, una amiga con la que se preparó el MIR en una academia. Aprobar el MIR le costó un año de estudios sin apenas salir de casa.
Con 28 años ingresó en la Fundación Jiménez Díaz. En un principio se sintió integrada, pero pronto dejó de ver pacientes y colegas y creyó estar en una especie de circo en el que unos y otros actuaban y tramaban contra ella para matarla.
Era la época en que sus compañeros la veían sentada y tecleando frente a un ordenador apagado.
Cuando en su mente enferma empezó a autoconvencerse de que aquello no era un hospital, sino una especie de teatro en el que sus colegas y los enfermos estaban compinchados para hacerle daño, Noelia se convirtió en un auténtico peligro andante para unos y otros. Los enfermos le contaban sus dolencias y ella creía que todo era una farsa. "Ah, sí, con que te ocurre eso, ¿no?", se sonreía irónicamente. "Pues tomarás estas pastillas y...", decía.
En el informe elaborado por las psicólogas María Paz Ruiz y Concepción de la Peña se indica que Noelia "presenta un complejo sistema de delirios que describen una conspiración" contra ella. Tiene ideas delirantes y persecutorias. No sólo oía voces, sino que en su mente se representaban escenas y diálogos irreales que ella registraba como ciertos. Pese a ello, "conserva su inteligencia y sentido de la lógica en otros temas", de ahí que su grave trastorno pasase en parte inadvertido para sus colegas.
Noelia se halla en la actualidad en un hospital psiquiátrico penitenciario. No tiene conciencia de haber hecho nada malo. Judicialmente, Noelia es inimputable. Previsiblemente será condenada por estos crímenes, pero, al tratarse de una persona ignorante e inconsciente del sufrimiento que ha causado, será absuelta e ingresará en un centro penitenciario psiquiátrico.
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