Los partidos de Alemania ultiman un pacto para bajar impuestos e impulsar la actividad
Las reformas, discutidas durante nueve meses, afectan a la fiscalidad y al mercado laboral
Los jefes de todos los partidos con grupo parlamentario en el Bundestag, la coalición de Gobierno de socialdemócratas (SPD) y Verdes y la oposición democristiana (CDU/CSU) más los liberales (FDP), iniciaron ayer una cumbre para aprobar el mayor paquete de reformas de la historia de la República Federal de Alemania. La gran reforma, que afecta a 49 leyes, podría suponer un recorte de ingresos fiscales de 15.600 millones. Los impulsores del pacto confían en que ese ahorro repercuta en un mayor tirón del consumo y en más actividad económica.
Para aprobar las reformas, fiscal y del mercado laboral, se necesita el acuerdo entre el Gobierno SPD-Verdes y la oposición de democristianos (CDU/CSU) y liberales, que controlan la segunda cámara de los Estados Federados (Bundesrat).
Tras semanas de discusiones y de tira y afloja en la Comisión de Mediación de las dos cámaras con la participación de 32 representantes, 16 de cada bando, ayer se reunieron los jefes para jugar la partida final que debe llevar a un acuerdo. Alemania espera de una vez por todas el parto de las reformas tras casi nueve meses de discusiones, congresos de partidos y debates parlamentarios.
Anuncios pagados
Los grandes periódicos nacionales aparecieron el fin de semana con gigantescos anuncios pagados de profesores y empresas que apelaban a los políticos a sacar adelante las reformas. En uno de éstos, firmado por "100 catedráticos de economía a favor de las reformas", se exigen seis medidas que van más allá de la llamada Agenda 2010 que lanzó el pasado marzo el canciller federal Gerhard Schröder (SPD) con una serie de recortes al Estado del Bienestar alemán.
La presión mediática y las expectativas de la calle obligan a Gobierno y oposición a lograr un acuerdo. No obstante, los contrincantes han fijado sus condiciones e intentan sacar el máximo partido para presentarse como vencedores ante la opinión pública.
El Gobierno ha puesto todas las esperanzas de salir del desgaste al que hace frente en la recuperación de la economía, que en el tercer trimestre ha salido con timidez de la recesión. Para asegurar la recuperación, el Gobierno propone anticipar al 1 de enero la reforma fiscal prevista para un año más tarde. Ésta supondría una rebaja del impuesto sobre la renta y meter 15.600 millones de euros en los bolsillos de los contribuyentes.
Se espera que esto impulse la estancada locomotora económica alemana. La oposición democristiana (CDU/CSU) y liberales (FDP) quiere una reforma fiscal, pero exige financiarla con sólo un 25% de endeudamiento y argumentan que Alemania no puede aumentar el déficit público cuando no cumple con las exigencias de la Unión Europea. Al mismo tiempo, la oposición pretende endurecer las reformas del mercado laboral: facilitar el despido, obligar a aceptar toda clase de trabajos a los parados y flexibilizar la normativa sobre convenios colectivos de ramas industriales a favor de los de empresa.
Ante la cumbre de ayer los participantes fijaron con firmeza sus posiciones. El canciller Schröder declaró: "Creo que nuestro país y nuestra gente esperan que se acuerde la reforma fiscal y al mismo tiempo regular de forma vinculante la Agenda 2010. Estoy dispuesto a compromisos y espero los mismo de la otra parte".
La jefa de la CDU Angela Merkel aseguró: "Queremos reformas estructurales en el mercado laboral y sólidas finazas. Si se dan estas dos cosas aprobaremos la reforma fiscal anticipada". El dirigente del partido hermano, el primer ministro de Baviera Edmund Stoiber (CSU), afirmó por su parte: "Sin cambios en las leyes de contratación colectiva y de la estructura de las empresas no llegaremos a un entendimiento".
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