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Reportaje:Apuntes

Diario de unas prácticas creativas

Una alumna de la Jaume I obtiene el premio Increa con la narración de su trabajo como recepcionista en un hotel de playa

María Fabra

La creatividad no se enseña ni se aprende en los libros. La innovación se puede definir como la introducción de novedades o la realización de alguna cosa nueva. La creatividad no es un término reservado para los artistas, ni la innovación está únicamente ocupada por los ingenieros. "Toda organización que desee prosperar en el próximo milenio ha de convertirse en punto de referencia de las demás por la disposición de ciertas competencias básicas, entre las que destacará su grado de creatividad e innovación". Con estas premisas, la Cátedra Increa de la Universidad Jaume I de Castellón premia, desde hace dos años, los mejores trabajos basados en las prácticas que todos los alumnos de la Jaume I están obligados a hacer, sea cual sea la titulación.

"Luego... me he ido a casa y me he puesto a pensar en lo rápido que se me ha pasado este verano"

El trabajo como final a esta experiencia semiprofesional es obligatorio, pero la presentación al concurso de la cátedra Increa es, absolutamente, voluntario. María Sánchez de Mora tuvo claro, desde el principio, que presentaría su trabajo al concurso, dotado con los nada desdeñables 1.500 euros para el alumno y la entrega de otros 750 al supervisor en la empresa receptora del "práctico" y otros tantos al profesor/tutor que guía al estudiante desde la universidad. Dado que se trata de un galardón que premia la creatividad, ése fue el principio que durante la concepción del trabajo primó en esta alumna de Turismo. Habitualmente, los estudiantes habían plasmado, hasta ahora, la creatividad en la presentación de los trabajos. Con dos meses por delante en la recepción de un hotel de un lugar costero y de veraneo, María decidió escribir un diario.

Uno: "Por la imaginación, humor y creatividad demostrada en la presentación y redacción del trabajo, en forma de diario personal, en el que la autora ha reflejado su estado vital diario". Dos: "Por la visión que la autora ha tenido de lo que es la atención en la recepción de un hotel y su preocupación por conocer otros departamentos". Tres: "Por la adaptación de la estudiante que, ante una aparente monotonía, ha podido extraer conclusiones positivas de unas tareas inicialmente repetitivas y no atractivas". Ésos han sido algunos de los motivos que llevaron al jurado a otorgar el primer premio al Diario de una joven creativa, que hoy recogerá de manos del rector, Francisco Toledo.

Son muchas las originalidades que la autora muestra en su texto y que su propia tutora, en la introducción del mismo, destaca. Por ejemplo, María empieza, cada día, con una dedicatoria a un personaje que, en realidad, siempre es el mismo: Jaime, James, Jaume... son nombres con los que se dirige a su universidad, la Jaume I, ya que: "soy una alumna suya que pretende explicarle lo que hice, día a día", indica la propia autora. Además, no todo el trabajo está escrito con el mismo tipo de letra. "No se trata de una incoherencia a la hora de elaborar el trabajo en su totalidad", precisa su tutora, "sino que responde a la necesidad que tiene de reflejar de alguna manera los cambios de humor que se producen en ella durante los días en que se han realizado las prácticas", añade. Influida por libro que le apasiona Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, María incluye, al final de cada relato diario, datos "estúpidos". El saldo en el móvil, el color del cielo, la música que escucha son datos que se dan, según el día. La mayoría de las jornadas repite las "conclusiones profesionales", el "estado meteorológico" o "de la mar" y sus niveles de "glucosa en sangre". Es diabética, y es algo "que yo tengo tan integrado... aunque sé que hay muchos que no quieren admitirlo por miedo a que crean que no pueden rendir". Con estas alusiones a las subidas y bajadas de sus niveles, María ha querido, además, dar a conocer, en cierta medida, la enfermedad. Incluso, el diario se está utilizando como material didáctico por la Asociación de Diabéticos, para aquellos que, una vez conocen su dolencia, puedan saber cómo lo vive otra persona que la padece.

El resto, el relato en sí mismo, es el diario de una recepcionista de hotel de playa que convierte situaciones cotidianas, rutinarias y repetitivas en una historia amena y ágil: "...Al final todo ha salido bien y allí me planté, a las siete de la mañana, con mi uniforme nuevo y reluciente en la recepción (y con una cara de sueño que espantaba)", cuenta el primer día. "Hoy he aprendido lo que es aburrirse, ¡no hemos hecho nada en todo el día!"

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Una de las cosas buenas que tiene recepción, es que si el hotel esta tranquilo y los clientes no se empeñan en salir todos a la vez, o llegar todos de golpe, no pegas ídem", relata días después. "Qué locura Jaume!!!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡Hoy no hemos parado ni un instante!!! ¡¡Ha entrado y salido todo el hotel!! Y la verdad, es que he aprendido hoy más cosas que en toda la semana! He hecho check-outs, o sea: salidas, se introduce en el ordenador el número de habitación y aparece en la pantalla todos los cargos que esos huéspedes han realizado...y el famoso código de colores", describe un sábado de finales de julio. "¡Hoy he atendido a un famosillo!", comenta en agosto. "Y luego... me he ido a casa y me he puesto a pensar en lo rápido que se me ha pasado este verano; en la de cosas que he aprendido en este hotel, en la de compañeros estupendos que he tenido, y que han compartido esfuerzo y tiempo conmigo...", concluye. "Es curioso, porque dos meses de trabajo, se resumen en tres palabras: "aportación muy satisfactoria". Pero bueno Jaime, tú sabes que lo que más nos gusta a las personas que nos digan se condensa, casi siempre, en dos palabras (...). O en una, ya no lo sé bien: In-olvidable", recuerda.

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