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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Así no es plan

Con las amenazas de muerte que en la mañana de ayer vertieron contra Maite Pagazaurtundua, concejal socialista de Urnieta, miembro de ¡Basta Ya! y cuyo hermano fue asesinado por ETA, los violentos vinieron a reforzar la conveniencia y legitimidad de la multitudinaria manifestación que se desarrolló por la tarde en San Sebastián. En una situación en la que muchos ciudadanos vascos han sido asesinados por ETA, viven bajo una permanente amenaza de muerte o son hostigados en las calles y en sus lugares de trabajo, no puede discutirse con la libertad y serenidad necesarias ningún proyecto de reforma del Estatuto de Gernika. Con independencia de lo que se piense sobre su contenido o sobre el método usado para impulsarlo, el plan Ibarretxe ha nacido con el estigma insuperable de su inoportunidad. Surge cuando ETA y sus acólitos no han renunciado al terror, cuyas víctimas directas son, precisamente, los sectores -la mitad de Euskadi- más críticos con el proyecto soberanista.

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Miles de personas se manifiestan contra ETA y el 'plan Ibarretxe'

Si las constantes pintadas y amenazas -como los planes criminales abortados por las últimas operaciones policiales contra ETA- demuestran que la violencia sigue viva en Euskadi, la multitudinaria manifestación de ayer -al igual que numerosos pronunciamientos, tanto individuales como de partidos e instituciones- confirma que buena parte de la sociedad vasca no aprueba el plan Ibarretxe. Así que por mucho que algunas de las respuestas del Gobierno del PP contra este plan hayan sido excesivas y agresivas, el lehendakari y los sectores más sensatos del PNV no deberían servirse de ellas para seguir en un camino imposible. Deberían darse cuenta de que esta comunidad no reúne en estos momentos las condiciones mínimas necesarias -paz, libertad para todos y acuerdo de una clara y amplia mayoría de población- para impulsar un proyecto que exige, ante todo, reflexión y diálogo.

Es lo que dice ¡Basta Ya! en el manifiesto con el que convocó la marcha donostiarra de ayer. Sólo con "el final del terrorismo" y "plena libertad de expresión de todas las opciones no violentas", podría llegar "el momento oportuno para que quienes deseen un nuevo marco institucional hagan sus propuestas y traten de persuadir a la ciudadanía de secundarlas", dice el manifiesto. No se puede ser más razonable. Lo que le reprocha ¡Basta Ya! al plan Ibarretxe es que, "tal como se nos ofrece hoy", no constituye un proyecto plenamente democrático, puesto que aprovecha "con ventajismo descarado el chantaje de la violencia".

El nacionalismo vasco democrático, al que el PNV sigue diciendo que se adhiere, debe detenerse a tiempo. Muchos de los manifestantes de ayer no le niegan el derecho a plantear reformas estatutarias e incluso constitucionales, pero rechazan que lo haga en este momento y por estos procedimientos. Es un argumento de mucho peso. El PNV no puede ignorar que el nacionalismo no es la única opinión que se expresa en Euskadi. Hay otras, y el PNV debería contar con ellas antes de proseguir con una aventura que añade más división y crispación entre los vascos y muchos peligros para todos.

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