Propaganda

A día de hoy me consta que prácticamente todos los ministerios tienen su propio anuncio machaconamente emitido en las televisiones o la radio y reiteradamente publicado en la prensa escrita, la mayoría de las veces a una página entera.

Así, haciendo rápida memoria, podemos identificar al Ministerio de Economía (campaña del Tesoro Público y liberalización de la energía), al de Fomento (plan de viviendas), al de Interior (campaña de Tráfico), al de Hacienda (bajada de impuestos), al de Sanidad (campaña para preservar la seguridad en los juguetes), al de Educación, Cultura y Deportes (formación profesional), al de Defensa (alistamiento en la Fuerzas Armadas)al de Administraciones Públicas (modernización de las Administraciones), al de Trabajo (campaña para la igualdad de género) o al de Medio Ambiente (desarrollo sostenible). Como se puede ver, sólo cuatro ministerios no están incluidos en la relación anterior: Agricultura, Ciencia y Tecnología, Justicia y Asuntos Exteriores, aunque es comprobable el hecho de que estos últimos ya tuvieron en pasadas campañas sus minutos de gloria (campaña de los "pezqueñines" o Agencia de Cooperación Española, por ejemplo).

Sin poner en duda la necesidad y conveniencia de publicitar determinadas campañas informativas o preventivas como las de la Dirección General de Tráfico o la igualdad de oportunidades y la no discriminación por razón de sexo en el trabajo, es indignante la propaganda descarada y absolutamente innecesaria de anuncios como el del Ministerio de Hacienda, con el lema "Bajan los impuestos, sube el bienestar", o el de Fomento, que alardea sin ningún pudor de que se han cumplido el cien por cien de los objetivos en lo referente nada más y nada menos que a la vivienda -supongo que entre esos objetivos está el encarecimiento, la especulación, el endeudamiento de las familias y el casi imposible acceso a la vivienda de los jóvenes-, que no es precisamente una medalla que se pueda colgar el Gobierno.

Está claro que estamos en periodo electoral y hay que venderse, pero no a costa de todos los españoles, que no sé por qué debemos costear esa publicidad institucional que resulta innecesaria, muy cara y de la que resulta beneficiado no sólo el PP, sino también la agencia de publicidad que se encargue de llevar a cabo la maquinaria propagandística del Gobierno, ¿quizás propiedad de algún ex portavoz del Gobierno? Ya es hora no sólo de que nos dejen de atosigar con la propaganda "pepera" (algo muy difícil), sino que se regule de una vez por todas la dichosa publicidad institucional por parte de todos los partidos.