Tal vez (no) hablemos de lo mismo
Puede que para el espectador quede, al menos, una cosa clara después de visitar la exposición de Mauricio Dias (Río de Janeiro, 1964) y Walter Riedweg (Lucerna, 1955) en el Macba: Santiago Sierra -posiblemente hablemos del mismo Santiago Sierra- no es más que un desecho del espacio cultural y un drogadicto de la popularidad. La promiscuidad de Sierra, su perverso sentido social del trabajo artístico y su gran voracidad le han llevado en los últimos dos años a aparecer en los listados de prácticamente todas las ferias. Pues bien, para quienes han seguido su obra erguida al amparo del poder, hay que decirles que es posible trabajar con los sectores marginales de una manera honesta, y mejor, lanzar puentes entre la ética y la estética desde la práctica poética.
DIAS & RIEDWEG
'Posiblemente hablemos
de lo mismo'
Macba. Plaça
dels Àngels, s/n. Barcelona
Hasta el 1 de febrero
En sus vídeos e instalaciones, Dias & Riedweg proponen una redefinición del sujeto desde lo recíproco, pues aciertan al creer que el encuentro con el Otro es un elemento constitutivo de la propia subjetividad. Y es en ese sentido donde basan la dignidad de sus proyectos, en el hecho de que cada persona -meninos da rúa, prostitutas, inmigrantes, ciegos- tiene una mirada única sobre el mundo que es necesario oír. En la pieza que Dias & Riedweg han hecho especialmente para el Macba, Voracidad máxima, donde exploran la relación entre la sexualidad y la economía a través de entrevistas a hombres que se dedican al trabajo sexual en el entorno gay, los chaperos fueron remunerados con el precio/hora de la chapa -un dato que no aparece como funcional dentro de la obra, pero que tampoco se oculta- y la experiencia se presenta como una vivencia compartida, ya que éstos ocultan su rostro bajo una careta que reproduce la cara de uno de los artistas. Los dos visten el mismo albornoz; y así, el muro imaginario que separa el mundo "garantizado" del artista del "no garantizado" marginal evita que se den situaciones incómodas. "Los signos que la máscara esconde son también los que componen la imagen de su pertenencia al mundo de las subjetividades-basura en la distribución oficial de los lugares y sus respectivos valores, identidad-estigma que se adhiere a la piel del chapero como si fuera su esencia", según explica la teórica Suely Rolnik.
Seis piezas más sirven para que D & R inviten al público a cuestionarse sus convicciones como sujetos al relacionarlas con diferentes "territorios sociales": la vida como una obra teatral (Tutti veneziani, 1999), la percepción occidental de una gran metrópolis islámica (Esto no es Egipto, 1999), el triunfo de la memoria y la imaginación sobre el ojo (Bello es también aquello que no fue visto, 2002), el amor como vía de encuentro hacia el Otro (Meu nome na tua boca, 2000), la manipulación y vulgarización de la fe (Deus é boca, 2002) y los ritos del Baihran (Mustafa's feast, 1999). Agradecemos a D & R ser la carcoma dentro de la delgada fachada que esconde toda la morralla que las subjetividades-lujo presentan como arte social.
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