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CLÁSICOS DEL SIGLO XX (2)

Maestro y radical

Leonardo Sciascia nació en Racalmuto, un pequeño pueblo de Sicilia, el 8 de enero de 1921. Era el mayor de los tres hijos de Pasquale, administrativo en unas minas de azufre, y de Genoveffa Martorelli, perteneciente a una familia de artesanos. Buen estudiante y sobre todo apasionado lector, obtiene el título de maestro en 1941. La II Guerra Mundial está en su apogeo, pero Sciascia consigue eludir el frente al ser declarado inútil para el servicio militar.

Al término de la guerra contrae matrimonio con la maestra María Andronico, con la que tendrá tres hijas. En 1948 quedó devastado por el suicidio de su hermano pequeño. Un año después consigue la plaza de maestro en su pueblo de nacimiento. Allí escribió Fábulas de la dictadura, obra que precede a su primer libro importante, Las parroquias de Regalpetra (1956). Dos años más tarde aparece Los tíos de Sicilia.

Sciascia es ya un autor conocido en Italia, pero la celebridad llega con su obra siguiente, la primera de sus novelas de intriga, El día de la lechuza (1961). Adquiere de esta manera el título oficioso de "experto sobre la Mafia". En El consejo de Egipto (1963), se traslada al siglo XVIII para examinar el fingimiento y la impostura, males endémicos de Sicilia. Luego vuelve a la novela policiaca con A cada cual lo suyo (1966), llevada al cine un año más tarde.

Compromiso civil

En 1970 se publica una recopilación de ensayos, La cuerda loca, en los que Sciascia explora su concepto de "sicilianidad". La aparición, meses después, de una parodia policiaco-mafiosa titulada Cadáveres excelentes, provoca furibundas polémicas en todo el arco político.

En 1972 el escritor recopila una serie de cuentos en El mar color del vino. El escándalo regresa en 1974 cuando a la jerarquía católica se le indigesta la novela Todo modo.

Entre 1976 y 1977, Sciascia es concejal del Partido Comunista de Italia en el Ayuntamiento de Palermo. Dejará la militancia por oponerse a un posible pacto entre democristianos y comunistas. El secuestro y posterior asesinato llevado a cabo por las Brigadas Rojas del ex primer ministro Aldo Moro, uno de los líderes de la Democracia Cristiana, le impresiona profundamente. En El caso Moro (1978) denuncia que algunos políticos prefirieron no negociar con los terroristas para forzar la muerte de un competidor. Al año siguiente acepta entrar en las listas del Partido Radical. Es elegido diputado nacional y luego diputado europeo, cargo que ocupa hasta 1984. Muere en Palermo, donde vivió toda su vida, el 20 de noviembre de 1989.

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