'Good bye, Lenin!' se consagra en los Premios Europeos de Cine
A sólo unos pasos de donde la noche del sábado se entregaron los Premios Europeos de Cine, en un antiguo depósito de autobuses, se erigía el muro de Berlín. Todavía hay una torre de vigilancia que da fe de ello. Un escenario ideal para premiar el ingenioso juego de espejos que es Good bye, Lenin! La película de Wolfgang Becker se hizo con tres de los premios principales: mejor película, mejor actor (Daniel Brühl) y mejor guión (Bernd Lichtenberg).
Que la cosa no fuera a mayores tuvo que ver con que ahí estaba también el danés Lars von Trier, quien con su parábola Dogville se hizo con los galardones a la mejor dirección y a la mejor fotografía. Charlotte Rampling fue distinguida como mejor actriz por su papel en Swimming Pool, de François Ozon. La española Isabel Coixet, candidata a la mejor dirección y a la mejor película con Mi vida sin mí no logró ningún premio.
El éxito de Good bye, Lenin! se anunciaba desde los primeros momentos de la ceremonia, cuando se dio a conocer que también el público europeo, por votación popular, consideraba este filme como el mejor de la temporada, y además distinguía a Daniel Brühl y su madre cinematográfica, Katrin Sass, como mejor actor y mejor actriz, respectivamente. Después de que recogieran sus premios, al presentador de la ceremonia, el actor alemán Heino Ferch, se le escapó una exclamación reveladora: "¡Hasta pronto!".
Y así fue. Primero tuvo que volver al escenario Daniel Brühl, hijo de madre catalana y padre alemán, que a sus 25 años dijo sentirse nervioso, pero mostró un aplomo ya muy profesional al encarar al auditorio y agradecer también a aquellos compañeros del reparto que le enseñaron a él, un chico de la Alemania occidental, cómo eran los ossis, los antiguo ciudadanos socialistas.
Ausencias
Desde el principio, a un lado del antiguo depósito de autobuses, se había estacionado una caravana. En ella, así lo intentaron hacer creer el presentador de la gala y el presidente de la Academia Europea de Cine, el cineasta Wim Wenders, se suponía que estaba Lars von Trier. No era cierto: el danés no pudo -o no quiso- acudir a la ceremonia y se dejó representar por su productora, Vibeke Windelov. Aun así, Dogville, todo un homenaje cinematográfico a Bertolt Brecht, fue premiado con las estatuillas a la mejor dirección y a la mejor fotografía, a cargo de Anthony Dod Mantle.
Tampoco pudo acudir a Berlín Charlotte Rampling. El anuncio de que se había hecho con el premio a la mejor actriz provocó una cerrada ovación. Criada tanto en Francia como en Inglaterra y con más de 40 películas en su haber, Rampling es una actriz profundamente europea. El Premio Fassbinder a la película revelación fue para El regreso, del ruso Andréi Zvyagintsev, ya distinguida en el Festival de Cine de Venecia. Y Trozija, del eslovaco Stefan Arsenijevic, fue elegida como el mejor cortometraje.
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