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La Unión Europea presiona al Gobierno israelí para que detenga la construcción del muro

Enric González

Los ministros de Asuntos Exteriores del grupo Euromed (Unión Europea, países árabes del Mediterráneo e Israel) constataron ayer en Nápoles el riesgo de que en la región se fraguara el temido "choque de civilizaciones". En el comunicado final de la reunión del Euromed se afirmó la necesidad de "combatir tanto el antisemitismo como la fobia al islam" y "promover la tolerancia". También se presionó por enésima vez a Israel para que dejara de construir un muro de aislamiento en Cisjordania. El representante israelí anunció, sin embargo, que el muro seguiría adelante.

Los debates de Nápoles se concentraron en gran medida en el conflicto entre israelíes y palestinos. El ministro israelí Silvan Shalom no quiso ni discutir el contenido de los Acuerdos de Ginebra, alcanzados por delegaciones extraoficiales de ambos bandos, y los calificó de "artimaña de la oposición laborista" para "erosionar la posición del Gobierno de Ariel Sharon". En el comunicado conjunto se evitó mencionarlos para no encrespar aún más a Israel y se subrayó la importancia de la Hoja de Ruta, el plan respaldado por EE UU, UE, Rusia y la ONU. Algunos ministros, como el francés Dominique de Villepin, dijeron que el documento de Ginebra era "muy positivo" y podía ser "complementario a la Hoja de Ruta".

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Se intentó incluso una reactivación de dicho texto con la tentativa de convocar en Roma, para los días 10 u 11 de este mes, a los cuatro patrocinadores del plan. El encuentro debería coincidir con una conferencia de donantes a Palestina, a la que acudirá también una delegación israelí.

Shalom y el ministro palestino de Asuntos Exteriores, Nabil Shaath, no llegaron siquiera a encontrarse más o menos a solas. El israelí se declaró dispuesto a mantener una reunión, pero el palestino consideró que era preferible un encuentro formal de los jefes de Gobierno, con una agenda concreta, a una charla informal entre ministros. Para Nabil Shaath, no había nada de que hablar mientras no se paralizara la construcción del muro. El Euromed mantuvo su rechazo a la "barrera" (se evitó llamarla muro) y al hecho de que su trazado invadiera territorio palestino. "Ha sido expresada una profunda preocupación acerca del trazado decidido por Israel para la barrera", decía el comunicado final, que "dificulta futuras negociaciones y hace físicamente imposible una solución por la vía de dos Estados".

La ministra española Ana Palacio consideró que el Euromed y su fruto más concreto, el llamado Proceso de Barcelona, no prestaban suficiente atención a la lucha contra el terrorismo. "Ésa es para España la máxima prioridad", dijo. El Proceso de Barcelona preveía una cooperación política, económica y cultural de los países mediterráneos, concretada en instituciones conjuntas, un mercado comercial libre y un diálogo cultural continuo. El germen de una institución política nació en Nápoles, con la creación de una Asamblea parlamentaria conjunta. Siria podría adherirse al proceso antes de fin de año, según Javier Solana, jefe de la diplomacia europea.

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