Un nuevo grupo de 150 soldados sale de Valladolid hacia Irak
Poco antes de las dos de la tarde de ayer salieron del aeropuerto de Villanubla (Valladolid) 150 soldados españoles con destino a la ciudad iraquí de Diwaniya, en la que prestaban servicio los siete militares del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) asesinados el sábado en una emboscada cuando regresaban al acuartelamiento desde Bagdad. La misión de este nuevo contingente es prestar apoyo logístico, sanitario y mecánico a las tropas estacionadas en Irak, y está formado por soldados de la unidad de Apoyo Logístico INSE II y de la Brigada Multinacional Plus Ultra. Los militares proceden de cuarteles situados en Valladolid, Burgos, Zaragoza y Ceuta, y su misión durará aproximadamente cuatro meses. Una treintena de ellos son mujeres.
En el aeropuerto vallisoletano se concentraron numerosos familiares de los soldados, que no pudieron contener ni la emoción ni la preocupación por este viaje. La madre de uno de ellos dijo sentirse "nerviosa, preocupada y con el deseo de que (...) les salga todo bien, mientras que la esposa de otro soldado recordaba que "el miedo se tiene siempre, y más todavía desde los sucesos del fin de semana, pero hay que sobrellevarlo pensando lo menos posible, porque en caso contrario es imposible vivir".
Viaje previsto
Por su parte, el teniente general Ortuño, jefe de la Fuerza de Maniobras, que embarcó junto al resto de la expedición en el avión Boeing 767 de la compañía privada Air Europa, recordó que este viaje estaba previsto con antelación a los sucesos del sábado, los cuales, en su opinión, "no pueden alterar los planes del ejército". "No podemos", añadió Ortuño, "estar cambiando los planes como consecuencia de estas cosas, porque nuestras actividades están decididas".
Una soldado profesional declaraba que ni ella ni sus compañeros iban "en absoluto asustados, porque pienso que lo que me puede pasar allí puede sucederme también aquí". No obstante, en el ánimo pesaba el recuerdo de los últimos sucesos, sobre todo entre aquellos que conocían personalmente al comandante Alberto Martínez González, muerto en el atentado del sábado y afincado en Valladolid desde hacía varios años. Uno de ellos era el teniente coronel Juan Lorenzo Montiel, amigo de Alberto Martínez, que dijo sentir "mucha rabia e impotencia" por la forma en que habían ocurrido los hechos, a pesar de lo cual recordó que el ánimo del contingente "seguía siendo bueno".
La expedición militar de ayer se completará el próximo lunes con el envío, desde el mismo aeropuerto, de otros 50 soldados más, que permanecerán en Irak hasta finales de marzo.
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