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Reportaje:

Entrevistas a la carta en Alemania

Nueve diarios denuncian las manipulaciones y la censura de los políticos

"Estafa a los lectores", "periodismo de lacayos y criados", "esto es censura", "atentado al periodismo honrado", "la palabra grabada no tiene validez" y comparaciones con el periodismo iraquí o de los tiempos del dictador alemán Erich Honecker. Ésta es una somera antología tomada de los nueve periódicos alemanes de más prestigio y todas las tendencias ideológicas. Los tres periódicos de ámbito nacional y de referencia, Frankfurter Allgemeine, Die Welt, Süddeutsche Zeitung; los tres diarios serios de la capital alemana, Berliner Zeitung, Tagesspiegel y el alternativo Tageszeitung; más el Frankfurter Rundschau, el de Colonia Kölner Stadt Anzeiger y el económico Financial Times Deutschland, todos a una en una acción sin precedentes, han denunciado el abuso de los políticos alemanes y sus gabinetes de prensa con la llamada autorización de las entrevistas.

Lo que empezó como una práctica bien intencionada, garantizar la autenticidad de las declaraciones en una entrevista, ha degenerado en Alemania en un abuso que entra de lleno en el terreno de la manipulación, la censura y el engaño a los lectores. La autorización es un mecanismo según el cual el periodista presenta al entrevistado el texto que se va a publicar para que le dé su visto bueno y corrija eventuales errores. Hasta aquí todo bien, pero esta autorización ha sufrido una reconversión gracias a la actuación de los gabinetes de prensa y los asesores de los políticos, que se encargan de pulir los textos, cortarlos e incluso reformarlos con la introducción de frases jamás pronunciadas en el transcurso de la entrevista. De nada vale la grabación. En Alemania hoy día casi ningún político acepta una entrevista sin el compromiso previo de someterla a autorización, que en román paladino se llama censura y manipulación.

La frescura de una conversación cara a cara, el duelo dialéctico entre el periodista y el entrevistado desaparece para dar paso al lenguaje convencional de las notas de prensa y la colección de tópicos habituales del lenguaje político. Los jefes de prensa y asesores, temerosos de las consecuencias de unas palabras de más, se encargan de eliminar cualquier expresión conflictiva, y en muchos casos noticiosa, que pueda poner en peligro o acarrear problemas a sus jefes. Los políticos más desvergonzados no tienen inconveniente en incluir frases que no utilizaron durante la entrevista y llegan incluso a dar un giro contrario a lo declarado. Los avezados asesores de prensa retienen con frecuencia la autorización de la entrevista hasta el último minuto, poco antes del cierre, para que el diario no proteste contra la castración del texto.

Los periodistas o periódicos que se niegan a pasar por el aro de la autorización o se la saltan a la torera se arriesgan a sufrir sanciones más o menos clandestinas por parte de los políticos. Lo más sencillo es que les nieguen las entrevistas y se les excluya de las invitaciones a conversaciones confidenciales donde se maneja la información en Berlín.

Un diario llegó a dejar un espacio en blanco y explicó a sus lectores que estaba destinado a una entrevista manipulada por el entrevistado de forma inaceptable.

La acción colectiva de los nueve periódicos que denuncian estas prácticas ha presentado diversas formas. Die Tageszeitung (TAZ) publicó a toda página la fallida entrevista con el secretario general del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Olaf Scholz, recientemente vapuleado en el congreso del partido en Bochum. El periódico publica el texto de la entrevista con las respuestas tachadas con manchones negros y sólo se pueden leer las preguntas. Explica Die Tageszeitung: Scholz "concedió al TAZ una entrevista y después se negó a su publicación". Una asesora de Scholz prohibió la publicación porque las preguntas le parecieron muy agresivas, aunque respondían a la conversación mantenida.El Financial Times Deutschland reproduce dos entrevistas censuradas con sus tachaduras: una con el primer ministro de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber (CSU), y otra con la socialdemócrata ministra de Asuntos Sociales, Ulla Schmidt (SPD).

Diario <i>Die Tageszeitung</i> en el que aparece una entrevista censurada.
Diario Die Tageszeitung en el que aparece una entrevista censurada.AFP
El secretario general del Partido Socialdemócrata de Alemania, Olaf Scholz, en Bochum.
El secretario general del Partido Socialdemócrata de Alemania, Olaf Scholz, en Bochum.REUTERS

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