La sutileza de Valdés y El Cigala frente al rock excéntrico de Manson
Pasó como un ciclón por el último Festimad, y ahora llega con todo su circo detrás: Marilyn Manson es una de las atracciones más vistosas que pueda dar el rock actual. Pero tras tanta parafernalia, hay una apuesta sensata por un rock energético que desafía a estrellas apoltronadas. Su apabullante actitud contrasta con la exquisitez del piano de Bebo Valdés, al servicio del cante de Diego el Cigala. El éxito de su obra común, Lágrimas negras, propicia que se haya ampliado a otro concierto más su presentación en Madrid.
- Flamenco cubano. No se ha definido aún la suerte de género que ha salido de la maravillosa unión del piano del eximio octogenario cubano Bebo Valdés, y el cante grande del joven madrileño Diego el Cigala. Lo cierto es que ambos han facturado una obra en común, Lágrimas negras, uno de los éxitos más singulares de los últimos meses. Delicado, exquisito y sutil, el disco que une el flamenco y la copla con el swing, el sentimiento y la sabrosura cubana, parecía destinado a minorías selectas, máxime atendiendo a las últimas tendencias del gusto popular, decididamente chabacano. Sin embargo, de él se han despachado miles de copias y el único concierto que iban a dar ambos artistas en Madrid ha tenido que ampliarse a otro. Es una gozada poder disfrutar durante dos noches del tándem magnífico que los dos han formado gracias a la intercesión de Fernando Trueba. A las dos actuaciones que Bebo y El Cigala, piano y garganta, van a dar mañana y pasado, se unirá a ratos el violinista uruguayo Federico Britos.
En la misma senda por hallar la belleza se encuentra el brasileño Jacques Morelenbaum, que pasa tres noches en Madrid. Acompañado de su mujer, Paola, el célebre chelista que el año pasado mostró en La Riviera, junto al pianista japonés Ryuichi Sakamoto, su visión del enorme legado musical de Antonio Carlos Jobim, viene a presentar A day in New York, su reciente disco, que refleja su capacidad de abrirse sin límites a toda gama de sonidos, que aúnan lo culto con lo popular.
- El circo del rock. Menos histrión que en sus comienzos, Brian Hugh Warner, más conocido como Marilyn Manson, está de nuevo en la ciudad para protagonizar por entero un concierto que le deje hacer a sus anchas. A este norteamericano provocador, se le ha colgado en los últimos años infinidad de sambenitos y su actitud se ha definido con miles de tópicos.
Es cierto que le gusta provocar, ir de políticamente incorrecto y decir barbaridades y exabruptos para "no aburrirse" -según dice él-, pero también es cierto que pocas veces se escucha bien su música o se observan con detenimiento sus espectaculares conciertos. Es un circo, sí, pero despliega energía como nadie, construye sólidos muros de sonido y deja canciones perfectas construidas desde lo más riguroso del rock sin etiquetas, aunque le pongan lo de industrial, gótico, siniestro o metal todo junto y a la vez.
Esta especie de ser mutante, un personaje que en su imagen desgarbada parece hijo de Paz Padilla y Javier Gurruchaga, vuelve con las canciones de The golden age of grotesque y un discurso coherente -quedó demostrado con sus sensatas opiniones en el oscarizado documental contra las armas Bowling for Columbine- que le aleja de la superficialidad de otras estrellas de espectacular fachada y ausencia de contenido. La canadiense Peaches ejercerá de telonera, y en cuanto a potencia y actitud, no le anda a la zaga.
- 'Raperos' y rumberos. Dos de las promesas llamadas a levantar el rap español coinciden esta semana en El Sol y vienen de Cataluña. De origen dominicano, Arianna Puello, y andaluz, Payo Malo, al concierto de ambos se puede acceder comprando el reciente disco de cada uno. Se da esta semana también la puesta de largo de El Bicho, una nueva vuelta al flamenco que hasta hace bien poco penaba por los garitos del foro. Su ascenso a un gran escenario como La Riviera muestra el momento ascendente que el grupo tiene con una visión vanguardista, pero respetuosa, con los sonidos y compases que le remiten al flamenco, la rumba y otros géneros del sur andaluz urbano.
El blues se hizo británico en los sesenta con bandas como The Yardbirds, por donde pasaron personajes como Jeff Beck, Eric Clapton o Jimmy Page. Renovada, pero con algún miembro de sus orígenes, la banda regresa a los escenarios con Birdland, un vigoroso disco que presentan en Madrid.
Y de presentaciones van también las actuaciones de dos de las estrellas españolas más importantes de esta semana, cada una en su género. Se trata de la cantautora levantina Inma Serrano y de los rockeros madrileños La Frontera.
Soy capaz & Pequeñas joyas se llama el disco de la Serrano, una obra doble y unida pero que en realidad vienen a ser dos discos distintos en los que expone, con su voz de terciopelo y su facilidad por la melodía sencilla, su especial universo y actitud vital ante las cosas cotidianas lleno de sensibilidad femenina.
Tu revolución, por su parte, se llama el disco de La Frontera, donde, después de tres años sin publicar nada, vuelven a apostar por el rock vital, alejados de clichés que les acercaba al country y otros sonidos vaqueros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.