El reto de la Valencia de 2007
La elección como sede de la Copa del América abre el debate sobre el modelo de desarrollo de la ciudad
La designación de Valencia como sede de la Copa del América de 2007 ha levantado grandes expectativas sobre las posibilidades de inversión y desarrollo de la ciudad, al hilo del impacto económico calculado en otras ediciones de la prestigiosa competición de vela y los cambios experimentados por las grandes urbes que han acogido eventos de resonancia internacional. Valencia se enfrenta al reto de organizar un gran acontecimiento, pero también al de decidir cómo aprovechará el potencial que encierra. Una oportunidad que abre el debate sobre las inversiones prioritarias y el modelo de ciudad que definirán la proyección futura de Valencia, recogido en las opiniones de representantes de diferentes sectores de la sociedad valenciana.
"Hay que apostar por una arquitectura que no mire las ciudades desde un avión"
"Se debe trabajar para que se note que en Valencia ha pasado algo"
- Josep Sorribes (profesor de Economía Regional y Urbana de la Universidad de Valencia). "En el plan general de 1988 ya había una filosofía explícita" sobre el desarrollo de la ciudad, estructurado sobre el eje que conforman el Jardín del Turia y la fachada marítima. La Copa del América puede ser "una buena oportunidad para acabar de ejecutar esa idea" y resolver los "graves problemas" que arrastran los poblados marítimos desde la Malva-rosa "hasta El Saler", donde es necesario "revalorizar" el parque natural de L'Albufera. También deberían "repensarse" los usos futuros de la dársena interior del Puerto, ya que en opinión de Sorribes la concepción original "es francamente mejorable". Además de las obras obvias, como las de la zona portuaria, Sorribes aboga por invertir "en capital humano" -en una oficina "técnica y multidisciplinar" que fomente la participación en los proyectos-, el turismo urbano, el centro histórico y en los barrios periféricos para "mitigar la dualidad urbanística" y los desequilibrios. "Hay que trabajar para dejar una herencia, que se note que en Valencia ha pasado algo porque si se hace mal, luego tienes 100 años de empastres", dice Sorribes.
- Antonio Escario (arquitecto). Al "impacto de euforia" por la designación debe seguir "una reflexión" rápida que evite que se desordene Valencia. En opinión de Escario, hay que definir un modelo de ciudad que cuide "fundamentalmente el frente de mar". De hecho, la Copa del América es una "gran oportunidad para recuperar la imagen de frontal de mar". Para lograrlo el proceso de remodelación o de crecimiento de este frente debe tratarse "con mucho cuidado". "Una ciudad se mide por la presencia de su arquitectura", enfatiza. Escario cree que es una buena ocasión para establecer límites a la ciudad. "Hace falta", comenta, que las grandes infraestructuras "lleguen hasta donde sea".
- Rafael Ferrando (presidente de la Confederación de Empresarios de Valencia). Valencia va a experimentar una importante transformación que "debe servir para vivir definitivamente cara al mar" y explotar todo "su potencial". La atención de la que será objeto durante los próximos años, asimismo, supondrá una campaña publicitaria "sin precedentes" que hay que aprovechar, asegura Ferrando, quien confía en que la competición "sirva para impulsar las inversiones e infraestructuras proyectadas en Valencia". Menciona, en este sentido, el "necesario desarrollo" de importantes infraestructuras en la zona portuaria, la llegada del AVE Madrid-Valencia "que ya es una realidad en ejecución", y por el corredor mediterráneo, el proyecto del Parque Central o la construcción de una segunda pista en el aeropuerto de Manises. Ferrando recuerda que las inversiones e infraestructuras que se realicen "tienen su uso posterior garantizado" en beneficio "de todos los valencianos".
- Francisco Pons (presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, AVE). La celebración de la Copa del América debe servir, en opinión de Francisco Pons, para que se finalicen obras que en algún caso están iniciadas, como la ampliación del puerto de la ZAL (Zona de Actividades Logísticas). Pons considera que la ciudad está ante un "desafío" que puede ser no ha tenido nunca. El presidente de AVE asegura que es la "gran oportunidad" para realizar el proyecto del Balcón al Mar. También los accesos al puerto de Valencia, "sobre todo" el del norte, que recuerda es muy importante, entre otros, para el sector azulejero. El Parque Central es otro de los proyectos importantes, como también la reforma el aeropuerto de Manises. Francisco Pons, por otro lado, considera que debe insistirse en que "se aproveche" la ocasión para hacer el AVE y para ello pide un esfuerzo especial al Gobierno central. Pons manifiesta su desacuerdo con el hecho de que el Ministerio de Fomento crea imposible garantizar que el AVE esté terminado en 2007. "Alguna vez Valencia tiene que ser prioritaria para el Gobierno", defiende. Pons cree que la celebración de la competición es una "gran oportunidad" para hacer una ciudad "muy interesante" y asegura que hay que "aprovechar" para realizar una planificación equilibrada.
- Juan Carlos Gelabert (presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Valencia y Provincia). Sobre el modelo de ciudad que debe desarrollarse, el responsable de hostelería defiende que la Copa del América es una ocasión para renovar Valencia de acuerdo a criterios de sostenibilidad y funcionalidad, y que hay que pararse a definir con criterio "cómo queremos la ciudad". Gelabert considera inversiones prioritarias las infraestructuras que garanticen la competición. "Todos estamos de acuerdo en que Valencia tiene que ser una ciudad turística", añade, al tiempo que insiste en que hay que planificarla para conseguir que las instalaciones de usos terciarios y las residenciales sean compatibles. Y explica que hay que dar prioridad a la funcionalidad de las infraestructuras, para que pasado el evento determinadas pymes puedan trasladarse y "esponjar" algunas zonas de la ciudad. Finalmente, el responsable hostelero opina que es una "buena ocasión" para zonas deprimidas como Natzaret.
- Antonio Cañuelo (presidente a la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia). "El modelo de ciudad que queremos es la clave", sentencia al respecto Cañuelo, que cree que ése es un debate que debería haberse producido hace tiempo. El hecho de que las "mayores inversiones" de los últimos años se hayan centrado en atraer "el turismo internacional" aboca a seguir por esa senda, opina Cañuelo, pero "revitalizando también el centro histórico, por ejemplo, y no sólo la fachada martíma". La Copa abre "perspectivas halagüeñas" que deben servir "para completar los servicios en los barrios, los centros de salud y escuelas, y analizar la movilidad en la ciudad".
- Maribel Doménech (directora del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica y miembro de la Plataforma Salvem El Cabanyal). Doménech teme que con el evento de fondo se vaya a avanzar "de forma más agresiva sobre la ciudad". La artista considera, no obstante, que es la ocasión de "potenciar" la zona de El Cabanyal, para "recuperarla y potenciarla". "Hay espacio suficiente para desarrollar proyectos arquitectónicos sin necesidad de arrasar con el patrimonio cultural", asevera. Maribel Doménech asegura que no se cuida el frente marítimo, que sufre una fuerte degradación. Insiste en su rechazo sin fisuras al proyecto de prolongación de la avenida de Blasco Ibañez, que considera "mediocre, sin futuro y especulativo". "Lucho por una rehabilitación del barrio", explica para defender después su apuesta por una arquitectura "reparadora", que "no mire las ciudades desde un avión", dice Doménech.
- Ferran Torrent (novelista). La reflexión del escritor valenciano parte de la consideración de que "nadie ha planteado nunca un modelo de ciudad", que por otro lado, añade, está "hecha por constructores". Ferran Torrent se muestra en desacuerdo con que se venda esta competición como los Juegos Olímpicos en lo que se refiere al impacto económico o urbanístico. Con todo, Torrent considera que el evento debería aprovecharse para que las zonas más deprimidas, como Natzaret "fueran atendidas".
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