Souad / GORKA LEJARCEGI
Abrasada por su propia familia
INMACULADA DE LA FUENTE | Madrid
Acostumbrarse a su cara cosida a cicatrices fue lo más duro. Mucho más que adaptarse a Europa, aprender otra lengua y construirse una nueva identidad. Durante más de veinte años el espejo siempre le devolvía unos ojos grandes y asustados en una cara desfigurada. Y algo peor: "Me miraba y veía a mi madre. El mismo hueso de la nariz pegado a la frente, idéntica expresión.