Y vasca: sana envidia
Una previa: Las fases administrativas de un proyecto ferroviario, son básicamente seis, cuyos ejemplos son materia diaria en la prensa:
a) La adjudicación por parte del Gobierno del proceso de Administración y Gestión del proyecto a un Ente administrativo: El Grupo de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), el propio Ministerio, una Unión temporal de empresas, etc.
b) La elaboración de un Estudio Informativo, al cual pueden alegar los afectados.
c) La obtención de la Declaración de Impacto Ambiental.
d) La realización de los proyectos a escala detallada.
e) La obras correspondientes.
f) La comprobación de requisitos para la entrada en servicio.
Comparemos los avatares de dos de estos proyectos. Uno es la llamada Y vasca (parte del proyecto prioritario nº 3 de la UE) que enlaza sus tres capitales con la localidad francesa de Dax; el otro Madrid-Albacete-Valencia (forma parte de los 4.200 Km del proyecto nº 19 que incluyen el llamado Madrid-Castilla-La Mancha-C. Valenciana-R. de Murcia). El nuestro se asignó al GIF hace mas de cuatro años (Septiembre 1999), el vasco, tambien al GIF, hace menos de uno (Diciembre, 2002). Para no ser prolijo en la cronología, los datos actuales son éstos:
La Y vasca esta en su totalidad en fase de redacción de proyecto (fase d) y con una estimación económica refrendada de 3.200 millones de euros. Situación del proyecto valenciano: tramo común con el Madrid-Sevilla, obviamente en fase f; los 200 Kms. de Aranjuez, Cuenca, Motilla, sin declaración de Impacto ambiental (fase c); Motilla-Albacete en proyecto; Albacete-La Encina-Xativa: parte en servicio (ya que al tratarse de una reconversión cumple con el criterio de Línea de Alta Velocidad) a la espera quizás de la traviesa polivalente, otra parte en obras y otra en proyecto; finalmente Xativa y Valencia, en obras. Como consecuencia de este puzzle de fases, su estimación todavía no puede ser afinada, además del ruido de trocitos de obras, con el animo de alimentar la ilusión del Valencia-Madrid por Cuenca.
Además de las cadencias entre ambos, llaman la atención las diferencias en las actitudes.
Por estos lares, la semana pasada, la Generalitat se limitaba a pegar un rapapolvo descalificador por expresar la preocupación por la financiación del proyecto valenciano, como consecuencia de no aparecer en la iniciativa Quick-Start (inicio rápido) que dará por buena el ECOFIN de hoy 25. Curiosamente, un día antes de que sepamos si algo tan serio como el futuro de la movilidad de los valencianos pasa por la concesión de la Copa de America.
En cambio, simultaneamente, el consejero vasco de Transportes, Álvaro Amann, al no ver la "Y vasca" en los 31 tramos priorizados por Bruselas, tuvo otra reacción: a) declarar "hoy es un día oscuro para el futuro de todos los ciudadanos de Euskadi, ante el anuncio, que no se ha confirmado, de un posible retraso, dentro de la Comisión Europea, como proyecto estratégico". b) advertir que si la Y vasca no se construía en los plazos previstos, supondrá "un retraso endémico de 50 años" para el País Vasco que afectaría a su desarrollo económico, social y cultural, y c) realizar un llamamiento, "a todos los ciudadanos de esta Comunidad, al mundo social, cultural, económico de este país, para que se corrija el retraso", insistiendo "... a los estados y a la Comisión Europea, para que un proyecto que puede realizarse y que ya debía de estar realizándose, no puede ser excluido de los proyectos estratégicos".
Resultado: tres día después, el Ministerio de Fomento anunciaba su decisión de proponer y defender la incorporación de la Y vasca a la iniciativa Quick-Start. El resultado final, mañana o en el Consejo Europeo del próximo día 12.
Aunque les aseguro que los estudios coste/beneficio justifican mas la inversión valenciana que la vasca, suerte y sana envidia a los compatriotas vascos. Tienen la esperanza de haber defendido su futuro, mientras aquí, la consigna es llamar fatalista a quien no diga que "el AVE tiene financiación asegurada y se encuentra entre los proyectos prioritarios de Redes transeuropeas".
Nunca pensé que fuera tan desconsolador el "ya lo había avisado". En cualquier caso, aprendamos, hagamos valer nuestros argumentos y exijamos a nuestros políticos sus responsabilidades, desde nuestra condición de sociedad civil serena y responsable.
Gregorio Martín es catedratico de la Universitat de Valencia.
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