Victoria, acoso y caída del pacto de Baleares
El PP y los empresarios articularon la oposición al Gobierno de progreso, encabezado por el PSOE
En Baleares, entre los veranos de 1999 y 2003, el PSOE logró mantener unida una compleja alianza de cinco partidos de izquierdas y nacionalistas. Fue el llamado Pacto de Progreso, integrado por el PSOE, Izquierda Unida, Els Verds y el Partit Socialista de Mallorca (PSM -socio de Convergència-), y la adhesión exterior de Unió Mallorquina (UM) -afín a Unió y aliada en las listas europeas de Esquerra Republicana (ERC)-, que tenía una presencia testimonial en el pacto en Ibiza.
En la práctica fue un frente de exclusión del PP, el primer partido del Parlamento balear con el 43% de los votos, casi el doble que el PSOE. En el nuevo Gobierno bajo la presidencia socialista, un comunista era consejero de Trabajo, una político verde controlaba Medio Ambiente, un poeta catalanista dirigía Cultura y una farmacéutica de una ONG tenía la responsabilidad en Sanidad. El pacto a la balear no se quebró en toda la legislatura, aunque vivió etapas de bloqueo interno por proyectos de ley sobre el control territorial y la adopción por parejas homosexuales. El Gobierno del socialista Francesc Antich padeció una dilatada operación de acoso por parte del Ejecutivo de Aznar y del PP en una estrategia apoyada en las diatribas y los boicoteos empresariales. El acoso surgió en 1999 al llegar al poder, cuando no pudieron frenar la creación del simbólico impuesto medioambiental de la ecotasa, que con una media de un euro por día a cada turista que se alojaba en un hotel se cobró entre mayo de 2002 y octubre de 2003.
Entre 1999 y 2003, cinco partidos de izquierdas y nacionalistas gobernaron Baleares
"Hubo una táctica casi de estilo golpista, estudiada y concertada por algunos hoteleros con el PP", describió el ex consejero socialista de Turismo, Celestino Alomar. "Hicimos lo que teníamos que hacer. Baleares no podía seguir así, se iba camino de hundir el turismo y la economía", señaló Miguel Fluxá, presidente del grupo turístico Iberostar y copropietario de la marca Camper, para justificar la beligerancia empresarial.
Tras la experiencia de cuatro años del arco
iris, el pacto a la
balear, la derecha ha recuperado el Gobierno al lograr en las elecciones de mayo la mayoría absoluta en la Cámara autónoma. El PP ha desmontado en semanas las principales iniciativas del ex Gobierno de progreso. Con el respaldo entusiasta de UM, que ha obtenido la presidencia del Consell de Mallorca, el otra vez presidente balear Jaume Matas -ex ministro de Medio Ambiente- ha abierto una táctica de actuaciones "rápidas y sin miedo", concentradas en el tiempo y ajenas a las protestas sociales. El vuelco ha borrado lo dispuesto por los derrotados, y en el mismo viaje se recuperan muchos polémicos proyectos de la derecha -autopistas, puertos, campos de golf, urbanizaciones y construcciones en áreas naturales, incineradoras- que el PP no había desarrollado en anteriores ejecutivos (1983-1999) por cautela. El eco de la oposición en crisis es escaso y los parabienes empresariales al PP se suceden, mientras que el Gobierno de Aznar promete inversiones y ayudas que no facilitó en la anterior etapa progresista.
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