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LOS PARTIDOS, EN BUSCA DE LA MAYORÍA

Maestros en alianzas

En Aragón, los pactos surgidos tras las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo lograron un claro objetivo: desbancar al PP del gobierno de las principales instituciones aragonesas. Los socialistas recuperaron el voto que habían perdido en 1995, tanto en la comunidad como en los ayuntamientos, y comenzó un delicado juego destinado a tejer una estretagia basada en acuerdos de los que se ha beneficiado la estabilidad de Aragón. Estabilidad en precario, pero con resultados. En el Gobierno autónomo, Marcelino Iglesias, el primer presidente que repite en Aragón desde la democracia, recuperó votos y escaños superando al PP -27 escaños, 4 más que en 1999, frente a los 22 del PP, que perdió 6-, reeditó un pacto con el Par, que había bajado en votos y escaños -pasó de 11 a 9 diputados-, orillando a la Chunta, que logró un ascenso de votos y se situó como tercera fuerza política de la comunidad con 9 escaños; IU conservó el que tenía. Pero en el Gobierno, Iglesias dejó claro que iba a ser fiel a su anterior socio, y decidió gobernar en solitario con él. Tal vez inexplicable, pero real: "Se trata de no dejar que el Par desapareciese, bajó de 11 a 9 escaños y no le fue mejor en los grandes ayuntamientos, pero había sido un socio fiel y su declive podía ser malo para el futuro político de Aragón", explicó una fuente socialista. Lo cierto es que la Chunta perdió incluso su puesto en la mesa del Parlamento aragonés y ejerce frente al Gobierno una dura oposición. La razón de su exclusión hay que buscarla en las condiciones impuestas por el Par, que nada quiere saber de esta fuerza nacionalista de izquierda que le resta votos.

Si el acuerdo con la Chunta no fue posible en el Gobierno, sí lo es en el Ayuntamiento de Zaragoza. Tras una toma de posesión de infarto del alcalde Juan Alberto Belloch y con la Chunta -rompiendo el acuerdo la víspera de ese día-, finalmente se llegó a un pacto que funciona. El Par, con sólo dos concejales, está excluido del gobierno de la ciudad. En Teruel gobiernan el PSOE y el Par, y en la Diputación de Zaragoza funciona un tripartito con la Chunta y el Par, aunque el PSOE no los necesitaría por la mayoría absoluta que tiene.

Esos pactos han posibilitado el gobierno en la mayoría de los ayuntamientos aragoneses. De los grandes, el PP sólo conserva Calatayud en Zaragoza y Alcañiz en Teruel. Los populares siempre han dicho que la única razón de los acuerdos era desbancarles de las instituciones. Desde la otra parte, se habla de gobiernos de progreso y antitrasvase. Nadie salvo el PP tiene intención de demonizar los nacionalismos, y además en Aragón es necesaria casi siempre la alianza. De hecho, para las generales de marzo ya se habla de un frente común contra el trasvase para el Senado, con todas las fuerzas menos el PP. La Chunta es remisa a esa postura porque sigue creciendo en votos y si hay dos enemigos son ellos y el Par, pero todo está abierto.

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