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Reportaje:

Doce meses de campaña electoral

Bush y los demócratas aprietan el acelerador en la pelea por la Casa Blanca

¿Pueden los demócratas ganar las elecciones presidenciales? Hace seis meses era difícil plantear en serio la pregunta. Dentro de seis meses habrá un panorama más claro. Lo que hay ahora es una situación abierta: existe la posibilidad. El presidente George W. Bush ha dejado al descubierto sus puntos vulnerables y los sondeos dan esperanzas a los demócratas. Aunque 11 meses y medio son una eternidad, republicanos y demócratas tienen ya en marcha sus maquinarias apuntando al 2 de noviembre de 2004. Todo está ya en territorio electoral: los mecanismos de financiación de la que será la campaña más cara de la historia, la lucha por captar el interés de los medios, la economía y la situación internacional.

La América política está divida casi al 50%: de los 7.382 representantes elegidos en las dos cámaras de los 50 Estados, el 49,7% son congresistas republicanos y el 49,3%, demócratas. Es cierto que, en las últimas seis semanas, los republicanos han ganado tres de las cuatro elecciones a gobernador, pero la más importante, California, era muy particular. En Washington, los republicanos tienen un cierto margen en la Cámara de Representantes (229 contra 205, y un independiente), pero en el Senado hay 51 republicanos y 49 demócratas. Y el último gran sondeo sobre preferencias de los votantes hecho por Gallup indicó que el 45,1% de los estadounidenses se identifica con los republicanos y el 44,7% con los demócratas.

Los republicanos tienen varias ventajas. Primero, saben ya quién va a ser su candidato. En segundo lugar, ese candidato, el presidente Bush, es una máquina de recoger dinero, vital para la publicidad por televisión. Y tercero, aunque el efecto ya es menor, esta Casa Blanca aún tiene un margen de rentabilidad post-11-S.

Los demócratas todavía deben pasar por el caro y duro proceso de las primarias, y dependen demasiado de que vayan mal los dos elementos claves: la economía e Irak. De los nueve candidatos demócratas todavía en liza, solamente hay tres con posibilidades: el ex gobernador de Vermont Howard Dean, el congresista Dick Gephardt y el senador John Kerry. En un reciente encuentro con corresponsales en Washington, el analista Charles Cook citaba sondeos internos de líderes demócratas para concluir que la pelea estará entre Dean y Gephardt. El primero gusta más a las bases, pero es altamente imprevisible; el segundo es menos atractivo, pero tiene más posibilidades frente a Bush: "Eso es lo que ofrece cada uno: Dean es estimulante, pero potencialmente autodestructivo; Gephardt es menos emocionante, pero más estable. De forma que al final estará Dean y el anti-Dean. Y Gephardt es el que más posibilidades tiene de ser el candidato anti-Dean".

Debido al proceso de concentración de las primarias, entre Iowa (19 de enero), New Hampshire (27 de enero) y el supermartes del 2 de marzo, todo el pescado demócrata estará vendido. El problema es que una reelección como la que hay el próximo año es, en realidad, un referéndum sobre el ocupante de la Casa Blanca. Si la economía mantiene la fase de recuperación en la que está -con repercusión en el empleo- y si la situación en Irak no empeora, no importará quién se enfrente a Bush.

Es difícil que la economía mantenga el ritmo de crecimiento del tercer trimestre (7,2% antes de la revisión), y la duda es si un promedio en torno al 4%, con el enorme incremento en productividad que ha habido, podrá crear un número suficiente de empleos como para que se note la recuperación en los Estados que más han sufrido la crisis. Al tiempo, Irak se ha convertido en un talón de Aquiles para Bush: la mitad de los estadounidenses critica la forma en que la Casa Blanca dirige la posguerra.

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Los demócratas no pueden esperar a ver qué pasa y trabajan en una estrategia que cuestiona la recuperación económica y que condena a Bush por el aislamiento internacional de la guerra y la imprevisión de la posguerra. Dean debe buena parte de su popularidad entre las bases a que fue el primero que supo ver los problemas de Irak. Si lo hubiera hecho Kerry, no estaría ahora casi desahuciado: "Estoy absolutamente convencido de que, si Kerry hubiera votado contra la guerra, sería ahora el favorito para la nominación demócrata y Dean tendría un 2% o un 3%", según Cook, que cree que, al final, lo decisivo será la pelea económica y social, y que para eso es más sólida la candidatura del veterano Gephardt, aunque guste menos a las bases.

¿Y las sorpresas? ¿No tienen posibilidades el ex general Wesley Clark o la senadora Hillary Clinton? En opinión de Cook, Clark tiene poco que hacer, porque es demasiado nuevo en política, "y, sinceramente, creo que sus posibilidades para la nominación son como la que tiene usted o tengo yo, o sea, cero". Hillary Clinton, muy favorecida en los sondeos que la enfrentan hipotéticamente a Bush y muy activa políticamente -con el respaldo pleno de su marido-, no se presentará, "porque 2004 es demasiado pronto -no han cicatrizado aún sus heridas tras ocho años en la Casa Blanca- y ella, que es muy inteligente, lo sabe". Cook no duda de que "cada noche Hillary se hinca de rodillas y reza para que Bush sea reelegido y tener abierta la posibilidad de 2008".

El candidato demócrata Howard Dean, ex gobernador de Vermont.
El candidato demócrata Howard Dean, ex gobernador de Vermont.AP

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