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LA POSGUERRA DE IRAK

Decenas de miles de manifestantes protestan contra la guerra

La caída de una gigantesca estatua de George W. Bush en la plaza de Trafalgar, una parodia del derribo de una estatua de Sadam Husein cuando las tropas estadounidenses entraron en Bagdad, marcó ayer el hito de la gran manifestación de protesta por la presencia del presidente norteamericano en Londres. Entre 70.000 y 120.000 personas, según diversas fuentes de la policía, y más de 200.000, según los organizadores, desfilaron por las calles de la capital británica. A última hora de la tarde no se habían producido apenas incidentes, aunque la noche se prometía movida por la supuesta llegada de un millar de activistas de la izquierda radical.

Los organizadores de la marcha se esforzaron en presentarla como una protesta contra la guerra y su principal impulsor, el presidente de Estados Unidos, no como un acto antiamericano. Pero las imágenes de una dorada réplica de Bush derribada, pisoteada y luego quemada por la turba auguran más beneficios que perjuicios para el presidente en vísperas de un año electoral. Los organizadores se vanagloriaban anoche de haber reunido "la mayor manifestación que se recuerda en un día laborable". La marcha arrancó pasadas las dos de la tarde desde la plaza de Euston, en el centro de Londres, y, tras cruzar los puentes de Waterloo y Westminster, subió a Trafalgar por Whitehall, la arteria oficial en la que se enclava Downing Street, la residencia de Blair.

"Hermanos de sangre"

Los manifestantes, mayoritariamente jóvenes, repetían en sus pancartas y consignas los motivos ya denunciados en las gigantescas marchas de la pasada primavera, cuando la invasión de Irak empezaba a parecer inevitable. A la parafernalia tradicional se unieron ayer las evocaciones al campo de prisioneros de Guantánamo, con jóvenes vestidos con monos de color naranja, encadenados y encapuchados como los presuntos terroristas capturados por EE UU en Afganistán y que esperan desde hace meses, años ya, a ser juzgados o al menos acusados.

Entre los juegos de palabras más graciosos de ayer estaba el titular de Socialist Worker, el órgano de este partido político, que siempre intenta subir ventas en las manifestaciones por la paz. "Hermanos de sangre", titulaba, haciendo un juego de palabras entre Blood Brothers y el grupo de música Blues Brothers. "Cuáqueros por la paz", mostraba la pancarta de una señora de pelo blanco. "Recuerda Vietnam", rezaba otra. "Pretzels presidente", proclamaba una tercera, evocando el accidente sufrido por el presidente Bush cuando degustaba esta galleta salada, particularmente seca. Un hombre se paseaba, impasible y solo, con una bandera francesa. Los mismos colores que la Union Jack y las barras y estrellas, pero con un formato y simbolismo muy distintos.

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