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Reportaje:

Ideas valencianas para Silicon Island

El arquitecto Vicente Guallart desarrollará dos áreas turísticas en antiguos puertos pesqueros de Taiwan

Miquel Alberola

El arquitecto valenciano Vicente Guallart, recientemente nombrado director del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, ha ganado uno de los cuatro concursos internacionales New Taiwan by Design, convocados por el Gobierno de la República de China para transformar varias zonas de su territorio. En concreto, Guallart convertirá dos puertos pesqueros en áreas turísticas. Con esta iniciativa, el dragón asiático inicia una transición desde la Silicon Island (Isla de Silicio) que ha sido hasta ahora, apelativo que se ganó gracias a su vibrante e intensiva industria electrónica, hacia una Green Silicon Island (Isla Verde de Silicio) redefinida por el valor añadido que el desarrollo ecológico de sus ricas zonas turísticas puede aportar a su personalidad económica. En ese sentido Taiwan marcó el imperativo de que los proyectos que concurriesen a los concursos plantearan soluciones que fuesen respetuosas con el medio ambiente.

Guallart ha propuesto diversas soluciones de naturalezas artificiales para el desarrollo de los puertos de Batouz y Fugee, situados al norte del país en el área de influencia de Taipei, donde la pesca ha dejado de tener supervivencia económica. El arquitecto se ha ayudado en sus proyectos de especialistas como el sociólogo valencianonavarro José Miguel Iribas, que ha aplicado el know-how del turismo valenciano para promover un urbanismo del tiempo en el proyecto, o el catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña Rafael Serra Florensa, y el cristalógrafo Albert Soler, que lo han asesorado en cuestiones medioambientales, geología y rocas volcánicas taiwanesas, que son uno de los motivos del plan.

El arquitecto ha planteado un proyecto para convertir Batouz en un destino de turismo internacional con la ordenación de una zona turístico-comercial, un museo de la pesca, un auditorio al aire libre y la reconstrucción de la volumetría de una cantera junto al puerto, que englobará un centro de congresos, un hotel y un centro spa, siguiendo el principio de regeneración de otro proyecto que Guallart lleva a cabo en Dénia. En cuanto a Fugee, el planteamiento ha sido la construcción de naturalezas artificiales combinando sostenibilidad y altas tecnologías. Guallart levantará un edificio bioclimático, con cubiertas aljibe para aislar térmicamente y depurar el agua, que se insertará en un recorrido denominado Excursión a la nueva tradición taiwanesa concebido a partir de la raíz antropológica, las piedras de lava y la gastronomía. "Hemos querido organizar un Guadalest en Taiwan" compara Iribas, partiendo del planteamiento de aplicar la arquitectura del tiempo a las condiciones de un país emergente, sin las rentas de los países ricos y, sobre todo, oriental.

El presupuesto previsto para estos dos proyectos en el concurso era de 18.030.363,13 euros, con un desvío máximo de un 50%, que los situaría en unos 27.045.544,69 euros para la obra pública. Entre los miembros del jurado que ha premiado las propuestas de Guallart se encuentran destacados especialistas como el director de arquitectura del MOMA de Nueva York, Terence Riley, o el director del Netherlands Arquitectura Institute de Róterdam, Aaron Betsky. Rodeado de 2.000 millones de personas a menos de tres horas de avión, Taiwan pretende con estos proyectos duplicar el número de turistas para el año 2008, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Pekín.

Guallart, que presentó su proyecto de viviendas sociales Sociópolis en la reciente Bienal de Valencia, es director del Instituto Metápolis de Barcelona, entre cuyos trabajos más relevantes se encuentra el denominado Hipercatalunya, realizado para el Gobierno catalán, que incluye un diagnóstico territorial de Cataluña y el desarrollo de varios proyectos arquitectónicos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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