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Entrevista:VOJISLAV KOSTUNICA | Ex presidente federal de Yugoslavia

"La Haya no beneficia a la democracia en Serbia"

Miguel Ángel Villena

Jurista y profesor universitario, opositor democrático durante los noventa, Vojislav Kostunica (Belgrado, 1944) fue el candidato que logró derrotar en las urnas a Slobodan Milosevic en 2000 al frente de DOS (Oposición Democrática de Serbia), una coalición de 18 partidos. La convulsa situación política serbia y la exigencia electoral del 50% de participación para que las elecciones presidenciales sean válidas impidieron que este nacionalista moderado ocupara de nuevo la más alta magistratura de Serbia tras los comicios del otoño de 2002. Concentrado ahora en la preparación de las elecciones parlamentarias del 28 de diciembre, cuando encabezará la lista de su formación política, el Partido Democrático de Serbia, Kostunica hizo un llamamiento a la abstención en las presidenciales del domingo que sólo registraron una participación del 38,5%.

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Pregunta. ¿No cree que este nuevo intento fallido de elegir un presidente de Serbia es un fracaso para la normalización democrática?

Respuesta. No se trata tanto de normalización como de consolidación democrática y en ese sentido las elecciones importantes son las parlamentarias de diciembre. Después de esa cita electoral, la situación deberá cambiar porque la prolongación del mandato del actual Parlamento no tenía sentido.

P. DOS sirvió para derrotar a Milosevic, pero en los últimos tres años se ha mostrado incapaz de gobernar el país. ¿Por qué?

R. La coalición DOS era un conglomerado de fuerzas muy diversas hasta el punto de que no recuerdo un movimiento político de esas características en otro lugar del mundo. DOS integraba a muchos partidos pequeños, sin programas claros y sin apenas implantación. El fracaso de DOS a la hora de gobernar ha obedecido a dos factores: su excesiva fragmentación y su heterogeneidad. De cualquier modo, yo pensaba que el propósito de DOS sólo se limitaba a garantizar un Gobierno de transición tras la caída de Milosevic. Fui partidario de convocar nuevas elecciones en un periodo no superior al año y medio tras el cambio. Lo que verdaderamente resultaba necesario era elaborar una nueva Constitución y unas nuevas normas electorales porque las vigentes datan de la época de Milosevic. Estas tareas deberá de asumirlas el próximo Parlamento que surja de las elecciones de diciembre.

P. Tras el asesinato del ex primer ministro Zoran Djindjic en marzo, hicieron abrigar esperanzas de que iba a comenzar una lucha contra la corrupción y el crimen organizado en Serbia. El tiempo ha desvanecido esas esperanzas. ¿Qué se puede hacer?

R. El primer paso en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado es muy sencillo. Se trata de establecer una firme base legal y judicial, de contar con instrumentos legales y de aprobar, por ejemplo, una ley de conflicto de intereses. Por descontado necesitamos contar también con una judicatura independiente, una institución con la que no contamos en la actualidad. Tal como están las cosas, la corrupción se ha convertido en un problema político de primer orden que los medios airean todos los días. Pero la clave para su erradicación se halla en las bases de un buen sistema legislativo.

P. ¿Cree usted que las citaciones del Tribunal de La Haya (que juzga los crímenes en la antigua Yugoslavia) para que comparezcan altos cargos de la época de Milosevic benefician a la consolidación democrática en Serbia?

R. La actuación del Tribunal de La Haya no ha sido beneficiosa ni positiva para la democratización de Serbia porque se comporta más como una institución política que como un organismo jurídico. Si la actuación de La Haya no se hubiera politizado, si se hubiera ocupado más de la responsabilidad de unos crímenes concretos en lugar de haber intentado construir una versión propia de la historia reciente de esta región, entonces habría tenido más influencia en la consolidación democrática. Pero en las actuales circunstancias significa un factor de desestabilización política. El éxito electoral de los radicales en las elecciones presidenciales del pasado domingo también se explica en parte por la actuación del Tribunal de La Haya.

P. ¿Es usted partidario de que se mantenga la Unión de Serbia y Montenegro en el futuro?

R. Soy partidario de que se mantenga el Estado unido, pero la última palabra la podrían tener los ciudadanos cuando hayan de pronunciarse en un referéndum en el año 2005. A pesar de todas las dificultades, las ventajas de la Unión superan a los inconvenientes. Siempre será mejor un Estado unido y estable que una separación.

P. ¿Qué status jurídico y político defiende para el futuro de Kosovo, la provincia de mayoría albanesa que está gobernada hoy por un protectorado internacional?

R. Es una pregunta muy difícil de responder, pero creo que es positivo que la comunidad internacional se haya dado cuenta de que el status de Kosovo no puede resolverse sin garantizar antes el respeto a los derechos humanos de las minorías y unos estándares mínimos de funcionamiento democrático. Desde el despliegue civil de la ONU y militar de la OTAN [tras los bombardeos sobre Serbia de la primavera de 1999] la situación no ha cambiado mucho y pervive un alto grado de inseguridad para los serbios y otras minorías no albanesas. En Kosovo no se respetan los derechos humanos y la corrupción y los crímenes están a la orden del día. Por todo ello, las previsiones de EE UU y de los grandes países europeos de normalizar la situación en 2005 me parecen optimistas y prematuras.

P. ¿Podría ser una solución la confederación de Kosovo con Serbia y Montenegro?

R. Puede ser una posibilidad, pero con el mantenimiento de una relación especial entre Belgrado y Pristina . Sería un modelo institucional que carece de nombre, pero que podría funcionar. Kosovo debería gozar, en cualquier caso, de un alto grado de autonomía, pero siempre manteniendo el contacto con Belgrado y sin alterar las fronteras actuales. No conviene olvidar que la alteración de fronteras podría tener una incidencia negativa en toda la región, en especial en Macedonia.

El ex presidente yugoslavo Vojislav Kostunica, el pasado mayo.
El ex presidente yugoslavo Vojislav Kostunica, el pasado mayo.ASSOCIATED PRESS

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