Londres recibe a Bush con muestras de apoyo en los sondeos y protestas en la calle
Extraordinarias medidas de seguridad en la primera visita de Estado de un presidente de EE UU
Londres recibió ayer al presidente estadounidense, George W. Bush, con extraordinarias medidas de seguridad, la convocatoria de protestas en la calle y, para sorpresa de muchos, un significativo sondeo del diario británico The Guardian en el que los británicos, y en especial los votantes laboristas, se declaran más favorables que contrarios a la presencia del líder de Estados Unidos en el país. En la que constituye la primera visita de Estado de un presidente de Estados Unidos al Reino Unido, Bush y su esposa, Laura, durmieron anoche en el palacio de Buckingham.
El presidente vivirá hoy un día de pompa real y abordará mañana la crisis de Irak en su visita a Downing Street, al tiempo que quizá una muchedumbre se eche a la calle para protestar por su presencia. Ayer tarde, a su llegada al aeropuerto de Heathrow, el matrimonio Bush fue recibido por el príncipe Carlos pasadas las siete y media y cenó luego en privado en palacio, su residencia durante la visita.
La última vez que un presidente norteamericano durmió en esas alcobas reales fue en las Navidades de 1918, cuando Woodrow Wilson pasó cinco días en la ciudad como invitado del rey Jorge V y la reina María camino de la Conferencia de Paz de Versalles al término de la Primera Guerra Mundial. Otros presidentes han visitado la ciudad, como Ronald Reagan o Bill Clinton, pero ni en visita de Estado ni alojados en palacio.
La visita que empezó ayer, programada desde junio del año pasado, amenaza con verse enturbiada por el trasfondo de otra guerra, la de Irak, alumbrada por George W. Bush y apadrinada por el primer ministro británico, Tony Blair. Más de 100.000 personas se espera que se manifiesten mañana contra la guerra y contra la presencia de su primer mentor. El alcalde de Londres, Ken Livingstone, que en una revista ecologista ha definido a Bush como "el hombre más peligroso del planeta", pidió ayer a los manifestantes que la protesta sea absolutamente pacífica.
Aunque ayer estaban ya convocados algunos actos de protesta, George y Laura Bush recibieron una grata bienvenida no sólo por los honores que les rindió el príncipe de Gales, sino por los sondeos. A pesar de la polémica por la guerra primero y por la posguerra de Irak después, el 43% de los británicos aprueban la visita de Bush, frente a un 36% que preferiría que no viniera y un 21% que no responde. El porcentaje de aprobación alcanza el 51% entre los votantes laboristas, supera la media entre los conservadores (45%) y baja al 39% entre los liberales-demócratas.
El líder liberal, Charles Kennedy, tendrá oportunidad de transmitir a Bush personalmente sus puntos de vista hoy mismo, cuando el presidente de Estados Unidos se reúna con él y con el líder de la oposición, el tory Michael Howard. Será justo después de que la reina Isabel y el resto de la familia real den la bienvenida a los Bush en una ceremonia que marcará el inicio formal de la visita de Estado.
Tras ser cumplimentados por los Windsor y saludar a la oposición, George y Laura Bush se dirigirán a la City con toda la pompa que permita la seguridad. Allí, el presidente se dirigirá a una selecta audiencia. Los organizadores han preferido este escenario, menos arriesgado que un discurso en los Comunes en el que los aplausos podrían quedar ahogados en más de un pasaje por las protestas de los liberales y la izquierda laborista.
El presidente piensa evocar en su discurso la necesidad de usar la violencia en ciertos casos, según adelantó ayer en el avión presidencial un miembro de la delegación. "La historia ha demostrado que hay momentos en que los países tienen que usar la fuerza para defender sus valores", subrayará en su intervención. Bush se encontrará luego con familiares de víctimas de las Torres Gemelas y por la noche será agasajado por la reina con un banquete de Estado.
Mañana será la jornada política. Bush visitará la abadía de Westminter y la tumba del Soldado Desconocido, se encontrará con soldados que han combatido en las guerras de Afganistán e Irak y quizá también con familiares de soldados fallecidos en esas guerras. Luego se entrevistará con Tony Blair y dará una conferencia de prensa antes de comer en Downing Street. Por la tarde asistirá a una mesa redonda sobre el sida y por la noche será él quien agasaje a la reina. El viernes visitará Sedgefield, en el noreste de Inglaterra, feudo electoral de Blair.
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