El club de la lucha en banda ancha
Operadoras, portales y eléctricas se enfrentan por un mercado que se multiplicó por cuatro en 2002
Viene por la línea telefónica, el cable, el aire y los enchufes. La banda ancha, que multiplica la velocidad de acceso a la Red, mueve ya 545 millones de euros. Pero los expertos advierten de que la guerra entre operadoras, portales y eléctricas puede dañar sus márgenes. Por ahora, el primer puesto es para Telefónica: casi la mitad de los dos millones de españoles con banda ancha son clientes suyos.
Según la CMT, de las casi 900.000 personas que tenían ADSL a finales de 2002, prácticamente 800.000 eran clientes de Telefónica
El coste medio de adquisición de un cliente está entre 150 y 200 euros, según Ovum. Por eso, muchas compañías obligan a firmar contratos de entre uno y dos años
Uno de cada diez internautas ya no escucha ese desagradable pitido que anuncia a los navegantes que han logrado conectarse a la Red. Tampoco tiene que preocuparse por el tiempo que permanece conectado, o porque su teléfono deje de comunicar. Después de años de promesas incumplidas y proyectos fallidos, ya hay dos millones de españoles que se conectan a Internet por la tecnología que se ha dado en llamar banda ancha. Y como la Red se ha ensanchado,
también lo ha hecho el número de empresas que tratan de hacerse con este mercado, que movió el año pasado, según la consultora DBK, 545 millones de euros. La cuestión ahora es quién va a hacer dinero, teniendo en cuenta que Telefónica tiene como clientes a casi la mitad de todos los españoles conectados por banda ancha.
Pero, ¿qué es exactamente la banda ancha? Una definición comúnmente aceptada es la de la FCC, el organismo regulador de las telecomunicaciones en Estados Unidos, que dice que un servicio de banda ancha debe tener, al menos, una velocidad de 200 kbps (kilobits por segundo) en el envío o recepción de información. Es decir, el usuario debe poder enviar o recibir un archivo que pesa 200 kilobits en un solo segundo. La conexión a Internet por banda estrecha más popular, la que tiene el 75% de los internautas españoles, es la que se realiza mediante un módem de 56 kilobits, lo que significa que la banda ancha multiplica por cuatro, al menos, la velocidad de uso de la Red.
Internet está engordando por distintos medios: el cable del teléfono, la corriente eléctrica, la fibra óptica, los satélites, la radiofrecuencia... Pero el reparto del mercado español entre estas tecnologías, y las empresas que operan en cada una de ellas -operadoras de telecomunicaciones, compañías de cable, portales de Internet y, como recién llegados, las grandes eléctricas- es muy desigual.
La vencedora por goleada es el ADSL. El 72% del mercado español de banda ancha está controlado por esta tecnología, según datos de la CMT (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones). Las compañías que venden esta tecnología utilizan la línea telefónica tradicional para transmitir banda ancha. Y el mercado ha explotado. Ya hay más de 1,5 millones de líneas en España, y el volumen de negocio se multiplicó por cuatro en el año 2002. El sector coincide en que hay una única razón para esa explosión: "El despegue del ADSL en España", explica Jaime García Cantero, analista de IDC, "se produce, sin duda, cuando Telefónica entra en este mercado".
El desembarco del 'incumbente'
En septiembre de 2001, Telefónica realiza una campaña publicitaria que no sólo vende su producto ADSL, sino la propia idea de una nueva era: acceso veloz a la Red, conexión permanente y sin que el teléfono comunique. Fue "la campaña más intensa que había hecho esta compañía en dos años", explica Jesús Figueroa, director general de marketing de Telefónica de España. La operadora asegura que ha invertido 2.000 millones de euros entre 2000 y 2003 en su ADSL, y que la banda ancha ya es la principal apuesta de telefonía fija de la operadora, según ha reconocido en reiteradas ocasiones su presidente, César Alierta. Además, el mercado explotó con Telefónica. En seis meses, el número total de clientes de ADSL creció un 60%.
El resultado es que, según estimaciones de la CMT, de las casi 900.000 personas que tenían ADSL a finales de 2002, casi 800.000 eran clientes de la operadora (Telefónica de España y Terra), mientras sus competidores -hay más de treinta, según la lista oficial de proveedores del Ministerio de Ciencia y Tecnología- se reparten a duras penas el resto.
Y es que el ADSL se ha convertido en un disputadísimo mercado. Cada compañía ajusta sus márgenes como puede para realizar las mejores ofertas, ya que los mayoristas pagan 22,5 euros al mes a Telefónica por utilizar su red, y los precios de venta oscilan entre los 32 y los 42 euros. A esto hay que añadir que muchas de ellas realizan ofertas de cuotas de alta, instalación y módem gratis; por eso, la mayoría liga a sus clientes con contratos de uno o dos años que les aseguren ingresos recurrentes.
El ritmo de esta carrera se ha acelerado en los últimos meses: regalo de equipos inalámbricos (Ya.com), contratos libres (Tiscali) o, directamente, una bajada de precios, como ha hecho Arsys, que esta misma semana ha anunciando su oferta ADSL por 29,90 euros al mes.
Esta pelea ha tenido dos consecuencias. La primera es que octubre ha batido el récord histórico de altas de ADSL en España, con 87.000. La segunda consecuencia de esta agresividad comercial está relacionada con la cuenta de resultados. "La reducción de tarifas ocasionará una reducción de los ingresos medios por cliente", explica Luis Álvarez, director comercial de DBK. La CMT, en su informe de 2002, reconoce "la existencia temporal de márgenes económicos estrechos, que pudieran ser incluso negativos" en el mercado del ADSL. La consolidación ya ha comenzado. A comienzos de 2003, según DBK, había unos 100 proveedores de Internet, frente a los 200 de finales de 2000. Y eso, teniendo en cuenta que el mercado se ha multiplicado.
En el segundo puesto del podio español de banda ancha, aunque lejos de la implantación del ADSL, está el cable. Esta tecnología permite, en principio, anchos de banda superiores a los de la línea telefónica tradicional -fuentes de este sector califican al ADSL como un "sucedáneo tecnológico"-, pero su implantación está siendo muy lenta y desigual. En España hay más de seis millones de hogares pasados, es decir, la tecnología ha llegado a la puerta del edificio, pero sin subir a las casas. Hay, además, demarcaciones, como Badajoz, Cáceres, Cuenca o Toledo, a los que ni siquiera llega. Según la CMT, en 2002 había unos 350.000 clientes de banda ancha por cable, y DBK estima que, a finales de 2004, este mercado podría alcanzar los 600.000 clientes "debido al avance en el despliegue de la Red y la mayor actividad comercial". A este negocio también ha llegado la reestructuración. Auna Cable ha unido sus marcas territoriales, lo que demuestra "los problemas de viabilidad" a los que hacen frente estas empresas por la dispersión territorial, el lento crecimiento de la demanda y el marco regulatorio, según explica la Fundación Auna en su informe eEspaña 2003.
Radio y fibra
En esta durísima pelea que están protagonizando las compañías del ADSL y del cable, las que explotan el resto de tecnologías son aún actores secundarios. El acceso por satélite, wi-fi, radio o fibra óptica está desarrollándose, sobre todo, en lugares de España donde las líneas de telefonía y cable no llegan.
La lucha estaba planteada en estos términos hasta que, en el último mes, el anuncio de una nueva tecnología ha llamado la atención de los medios y de todo el sector: se llama PLC (siglas de Línea de Comunicaciones Eléctrica) y se trata, básicamente, de transmitir voz y datos por el tendido eléctrico, es decir, convertir cada enchufe de España en una conexión de banda ancha. Las tres grandes eléctricas -Unión Fenosa, Endesa e Iberdrola- llevaban meses probando la tecnología, y fue Iberdrola la primera en lanzar una oferta comercial, el 15 de octubre. La compañía ofrece acceso a Internet en banda ancha a los habitantes de los barrios madrileños de Arroyo del Fresno y Ciudad de los Periodistas. Endesa, por su parte, comercializa ya su oferta con Auna en Zaragoza.
La posibilidad de que las eléctricas comiencen a ofrecer acceso a la Red por los enchufes ha revolucionado el mercado, ya que prácticamente todos los hogares españoles tienen luz. Los analistas, en todo caso, ponen distancia: "La apuesta está siendo muy tímida", dice García Cantero. Fuentes del sector eléctrico explican que las inversiones que hay que realizar para explotar este negocio son demasiado fuertes, ya que, al ser una tecnología muy incipiente, los equipos son caros, más aún si se tiene en cuenta la abrumadora presencia del ADSL, con el que tendrían que competir. Además, "las eléctricas no tienen aún una estrategia clara porque todavía deben explotar sus inversiones en el cable", señala Charlie Davies, analista especializada en banda ancha de Ovum. "Y ambas tecnologías pueden competir". Auna está participada por Endesa, con el 32% del capital, y Unión Fenosa, con el 18,7%.
La definición, en fin, de un modelo económico rentable que explote la banda ancha aún está por descubrir. El coste de adquisición de un cliente está entre 150 y 200 euros, según Ovum. Y aunque el mercado crecerá a un ritmo medio de un 42% al año entre 2002 y 2007 -hasta los 2.392 millones de dólares-, según IDC, hay que poner este negocio en su contexto. Tal y como suele repetir el Gobierno, España está en el puesto 10 del mundo en número de líneas de banda ancha. Sin embargo, no está entre los 10 primeros en penetración de banda ancha. ¿Qué significa esto? Básicamente, que las infraestructuras están tendidas, pero el bajísimo parque de ordenadores personales -España está a la cola de Europa - es un freno evidente a este mercado que, de hecho, ya comienza a desacelerar su crecimiento (véase gráfico). Este estrechamiento progresivo es el que está llevando a las compañías de este sector a invadir el terreno de las demás: las operadoras de cable dan telefonía, y Telefónica ha presentado un proyecto, llamado Imagenio, para ofrecer televisión sobre su ADSL.
Si la banda ancha será o no un buen negocio comenzará a saberse a partir de ahora. El problema es quién tirará de él. Las operadoras apelan a las compañías de contenidos (cine, música, videojuegos) y aseguran que los usuarios no demandarán conexiones de alta calidad si no hay información interesante que consumir. Las compañías de contenidos, por su parte, reclaman a las operadoras que inviertan en una banda ancha "de verdad" para empezar a invertir en nuevos servicios sobre ella. El ex científico jefe de AT&T Andrew Odlyzko, conocido y temido en el sector por sus duros informes, reclama prudencia en un estudio del pasado julio. Las muchas paradojas de la banda ancha advierte a las compañías que están apostando por este sector de que los riesgos son aún superiores a la rentabilidad: "Aún no sabemos cómo obtener suficientes ingresos para pagar las infraestructuras. Ni tampoco", concluye, "si esas infraestructuras serán las que requeriremos en el futuro".
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