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Reportaje:

Las desigualdades del modelo

Problemas de acceso en zonas rurales y falta de calidad y contenidos, lastres del desarrollo

Patricia Fernández de Lis

La banda ancha ha sido consideradapor Gobiernos y organismos internacionales como un multiplicador económico. Es decir, no es un mercado, simplemente. Una vez que los hogares y las empresas españolas puedan conectarse a Internet a una velocidad hasta 200 veces superior a la actual, y la conexión sea permanente, los consumidores comprarán ordenadores más potentes, utilizarán programas de software más complejos, harán sus fotografías con cámaras digitales, se aficionarán a los videojuegos interactivos, comprarán neveras que puedan hacer la compra por su cuenta o aspiradores que puedan encenderse desde la oficina, y se bajarán de Internet la música y las películas que quieran.

Los vecinos de la madrileña Ciudad de los Periodistas tienen ADSL, cable y PLC. En Montejo de Tiermes, Soria, ni siquiera hay Internet
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El mercado comienza a sellar acuerdos. T-Online, el mayor proveedor europeo de Internet, ha firmado ya alianzas con productoras como Universal, Dreamworks o MGM para comenzar a distribuir películas por su servicio ADSL. En España, Telefónica ha lanzado un paquete de servicios y contenidos por dos euros al mes (Mundo ADSL). "El debate está, de nuevo, en quién va a conseguir hacer negocio de esto", explica García Cantero, de IDC.

Prioridad política

Los Gobiernos europeos, en todo caso, consideran el desarrollo de la banda ancha una prioridad política. El Ministerio de Ciencia y Tecnología está diseñando un plan, que asegura presentará antes de fin de año, y que incluirá incentivos a los operadores y los consumidores que animen el desarrollo de la banda ancha en España. El ministerio está a la espera de que Bruselas apruebe una ayuda de 60 millones de euros para el impulso de este mercado.

Hasta ahora, según denuncia la oposición y los internautas, el desarrollo de la banda ancha está lleno de problemas y está profundizando las desigualdades regionales. La Asociación de Internautas (AI) ha pedido al Gobierno un modelo de control de la calidad de Internet. La AI denuncia, por ejemplo, que las velocidades de algunas ofertas de la supuesta banda ancha la convierten en estrecha: si tomamos como referencia la definición de la FCC (200 kbps), la oferta típica de ADSL en España se queda por debajo, porque son 256 kbps para recibir información, pero sólo 128kbps para enviarla. Hay ofertas de 100 kbps e, incluso, de 64 kbps. Un estudio reciente de Consumer.es, la revista del grupo Eroski, suspendía a las seis principales operadoras de ADSL por problemas en el servicio al cliente, la seguridad del producto y los plazos de instalación.

Un problema aún más grave es la profunda desigualdad en el desarrollo de la banda ancha en España. En el norte de Madrid, los habitantes del barrio de la Ciudad de los Periodistas pueden conectarse a la banda ancha por ADSL, cable y PLC. Los habitantes de Montejo de Tiermes, en Soria, no pueden siquiera acceder a Internet.

Corea: ¿milagro o pesadilla?

Lo llaman "el milagro coreano". Este país es el primero del mundo en penetración de banda ancha -un 70% de la población-, gracias al empuje del gobierno, que lleva diseñando estrategias de fomento de este negocio desde 1993. La mayor parte de las iniciativas han incluido créditos blandos y subsidios. El resultado es "una gran infraestructura, 70 millones de clientes y un precio bajísimo", explica Davies, de Ovum: hay tarifas de 1 Mbps por 12 euros, y 20 Mbps por 60 euros.

El problema es que el milagro comienza a transformarse en pesadilla. El mercado está cerca de la saturación, y las inversiones en infraestructuras pesan en los resultados. Uno de los operadores, Thrunet, está en bancarrota, mientras los mercados rumorean una posible fusión de otros dos, Hanaro y Dacom.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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