Los prisioneros de Salónica

Al principio tomaban algo de miel.Ahora, tan sólo agua. Desde hace 42 días, dos españoles detenidos el pasado 21 de junio en Salónica (Grecia) se encuentran en huelga de hambre para pedir que se les conceda la libertad bajo fianza o se les juzgue con rapidez. Casi cinco meses después de las manifestaciones antiglobalización durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Salónica, ambos siguen en prisión provisional a la espera de juicio, situación que podría prolongarse hasta 18 meses según la ley griega.

Carlos Martín, de 25 años, y Fernando Pérez, de 21, viajaron a Grecia como muchos otros europeos para manifestarse. Fueron detenidos en una marcha que reunió a casi 40.000 personas y en la que se produjeron incidentes con la policía. De los casi 200 detenidos, sólo siete permanecen en prisión: los dos españoles, un británico, un sirio y tres griegos. El pasado miércoles, sus abogados presentaron un recurso para pedir su libertad por razones humanitarias.

"Le obligaron a permanecer sentado y esposado toda la noche y le golpeaban"

"Él piensa que está injustamente detenido, y que su forma de protestar es ésa", dice Ana Martínez, la madre de Carlos. Ana describe a su hijo como "un chico preocupado por los problemas sociales, sindicalista, que trabaja en la construcción y toca en un grupo" en Aranjuez (Madrid), donde vive. La última vez que lo vio, el pasado día 7, estaba ingresado en un hospital de Salónica y apenas pudo reconocerlo. "Estaba muy delgado, demacrado, tenía los ojos hundidos, rojos, y estaba muy débil al hablar", relata. Carlos ha perdido unos 15 kilos.

Los detenidos en huelga de hambre fueron trasladados el pasado martes desde la cárcel de Salónica a la prisión de alta seguridad de Korydalos, en Atenas, que dispone de un hospital penitenciario. Están acusados de delitos como "posesión y uso de explosivos [cócteles mólotov] y armas", por los que podrían ser condenados a penas de entre 7 y 25 años de prisión.

"Creo que ha sido una detención más política que por hechos delictivos", afirma Jimena Sanclemente, coordinadora de asistencia a presos españoles en el extranjero de la Fundación Ramón Rubial, que denuncia que hubo irregularidades durante la detención de Carlos y Fernando y "brutalidad" policial. Julián Pérez, el padre de Fernando, coincide: "En la anterior cumbre, en Génova [Italia], los incidentes fueron más graves".

Haris Ladys, el abogado voluntario que representa a Carlos y Fernando, anuncia la presentación de una denuncia contra la policía por malos tratos contra Carlos durante la noche que fue trasladado desde la prisión al hospital de Salónica. "Le obligaron a permanecer sentado y esposado toda la noche y le golpeaban cuando trataba de dormir", asegura. Una portavoz de la Embajada griega en Madrid afirma que no se ha abierto en su país ninguna investigación.

La situación ha mejorado desde que los jóvenes fueron trasladados a Atenas. "Carlos nos dijo [en el hospital penitenciario] que estaban mucho mejor que antes, y estaba animoso, cree que nuestra visita le puede ayudar", explica Gerardo Torres, diputado del PSOE que ha viajado a Atenas para asistir a una reunión bilateral. No pudo ver a Fernando, que desde su llegada a Atenas está ingresado en un hospital civil, al ser su estado el más grave. Nerea Franco, la novia de Carlos, está preocupada: "Ayer [el viernes] fui a ver a Carlos. Le vi bastante mal. Tiene la glucosa muy baja, problemas con la visión...". Nerea, de 22 años, está en Grecia desde julio pasado, primero en Salónica y ahora en Atenas. "Cada minuto que pasa puede ser crítico", alerta.