"El fuel mandará galletas con cada temporal"
Cinco científicos gallegos debaten para EL PAÍS sobre la tragedia y sus consecuencias
Los científicos dieron la voz de alarma por lo que estaba ocurriendo con el Prestige, primero a los periodistas que buscaban explicaciones y luego a través de sucesivos manifiestos. Entre ellos, Federico Vilas (geólogo marino), Ramiro Varela Benvenuto (oceanógrafo físico), Emilio Fernández (ecólogo marino), los tres de la Universidad de Vigo; Juan José González (químico marino, del Instituto Español de Oceanografía) y Fiz Fernández (oceanógrafo químico, del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC).
Ahora desarrollan investigaciones en relación con la catástrofe. No se ha producido la deseable confluencia entre las políticas del Gobierno y una aplicación eficiente de las investigaciones y conocimientos científicos. Las investigaciones sobre la catástrofe se multiplican, pero la organización y difusión de esas tareas, a su juicio, sigue siendo un desastre.
"Lo enterrado en las playas no se puede detectar, pero acabará apareciendo"
"A mí me llamaron oficialmente la atención por decir que el fuel no solidificaba"
EL ALEJAMIENTO Al quinto pino
Fiz Fernández.
Insistimos en lo que dijimos entonces. Fue la peor de las soluciones posibles. En cualquier accidente de estas características se trata siempre de concentrar todo lo posible el foco contaminante para poder gestionarlo mejor. El barco se hundió en un lugar de gran dificultad operativa y convirtieron un accidente en catástrofe.
Emilio Fernández. Batieron un récord, sin duda. El Amoco Cádiz vertió 200.000 toneladas de crudo y la marea negra afectó 300 kilómetros de costa. Aquí estamos hablando de una carga de 77.000 toneladas y de 2.670 kilómetros afectados. ¿La mejor solución...? Los políticos que lo defienden funcionan con máximas, sin tener que demostrar nada, y nosotros, con argumentos fundamentados. En ciencia marina carecen de autoridad. Adoptaron la peor solución de las posibles.
Juan José González. Les falló el equipo de asesores, mal elegido. Eran marinos mercantes e ingenieros navales, o de las compañías petroleras. No había oceanógrafos ni verdaderos científicos. Y en esos primeros momentos se tomaron decisiones de resultados drásticos. La política informativa fue calamitosa, con despropósitos como que a 4.300 metros de profundidad no había oxígeno disuelto y no habría corrosión, o que el fuel iba a solidificar... Tampoco un científico hablaría de "hilillos de plastilina" cuando del pecio salían 125 toneladas diarias.
Ramiro Varela. Debería poderse saber cuánto fuel queda. Unas 14.000 toneladas en el pecio, y se han recogido 140.000. Pero no lo sabemos.
J. J. G. Los datos que se dan no casan.
Federico Vilas. Y el comportamiento del fuel es diferente. Se pega al fondo, flota o se queda entre aguas, y esto varía según las condiciones climáticas. No creo que pueda hacerse un cálculo completamente fiable.
J. J. G. Sería interesante saber lo que queda en el fondo. El tiempo lo va degradando y quizá no sea tan alarmante. Lo que no se puede es tratar de cerrar el tema al cabo de seis u ocho meses y aquí no pasa nada.
F. V. Se ha hecho mucho, si se trata de evaluar lo que se ve a vista de pájaro. Pero si evaluamos lo que no se ve, los datos que se barajan crean incertidumbre. Nadie puede descartar, por ejemplo, que el pecio cambie de posición de un día para otro, que se desplace 100 metros ladera abajo, ni sabemos si eso afectaría al actual sellado o incluso al plan de rescate del fuel.
R. V. Tampoco está claro el comportamiento de los materiales y de la estructura del pecio. Están ideados para navegar, no para resistir esas condiciones, y la estructura es compleja. Descartaban la corrosión porque la chapa del casco tenía 24 centímetros, pero también hay tubos de ventilación de siete milímetros...
LA INVESTIGACIÓN Estudios repetidos
R. V. No se ha hecho absolutamente nada que pueda evitar o minimizar otra catástrofe semejante que llegue. La base que necesitamos para que esto no se repita no existe, no se ha fabricado. Y ha sido una oportunidad.
F. V. Lo está siendo para mil investigadores. Galicia y el Cantábrico serán la zona más investigada del mundo...
E. F. Sí, hay chapapote para todos...
J. J. G. Incluso hay para derrochar, porque se encarga a una empresa privada investigar lo mismo que investigan otros programas financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. ¿Y ese barco, el Medeus, que anda fotografiando los fondos de toda la plataforma? La comunidad científica ya les ha dicho que no servirá de mucho, porque todo cambia, pero como si no; eso sí que puede ser una doble malversación de fondos...
E. F. Con todo, previendo lo que se va a gastar el ministerio, será el 3% de lo que Estados Unidos se gastó por el Exxon Valdez. Y si sumamos lo de Medio Ambiente y la Xunta, no llega al 5%. Hay muchos investigadores y científicos, pero ninguna estructura, que debe ser política, que dé cohesión a lo que se está haciendo. No la había antes de la catástrofe ni a día de hoy. El ministerio estaba desestructurado y cuando tuvo que poner a mucha gente a trabajar a la vez no fue capaz. Es un desastre. Durante meses estuvieron consultando a investigadores, individualmente o en pequeños grupos, para hacer un plan de intervención del Gobierno, y se redactó un documento. Un año después no es público. ¿Por qué?
LA CONTAMINACIÓN "No hay riesgo sanitario"
J. J. G. A mí me llamaron oficialmente la atención por decir que el fuel no solidificaba. Y me largaron otro broncazo por decir que era carga, y no sólo el combustible del barco, lo que vertió al hundirse.
F. V. Sería un gran éxito que toda la investigación financiada tuviera una sola base de datos, coordinada y de fácil acceso, pero parece que no interesa.
J. J. G. La contaminación ha entrado en la red trófica, obviamente. Pero hay que matizarlo. Los peces metabolizan los hidrocarburos, no los acumulan. El marisco (crustáceos como la nécora, moluscos como la almeja y equinodermos como el erizo de mar) sí acumula los tóxicos, pero los depura con la misma facilidad que los incorpora, un poco más lentamente. A día de hoy, no hay riesgos sanitarios para los consumidores. Quede claro. Los problemas en ese sentido, si surgen, serían puntuales y excepcionales.
R. V. Lo comerciable se recupera, pero no podemos pensar que con eso se recupera todo.
E. F. Si se es honesto, muy pocas cosas se pueden afirmar con certeza a día de hoy. Hay tres tipos de contaminación. Una, letal. Mueren aves y especies sepultadas por el hidrocarburo; no es el efecto más importante de las mareas negras y ya acabó. Otra, subletal. No mata al individuo, pero reduce su tasa de reproducción; no tendremos resultados hasta dentro de dos o tres años. Por último está el efecto ecológico, que afecta a numerosas especies (unas desaparecen, otras cambian de peso, aparecen las oportunistas) y altera el ecosistema, que recompone sus equilibrios aunque no se perciba en lo más inmediato y aparente; pueden pasar muchos años hasta detectar y medir esos efectos.
J. J. G. Las mareas negras no producen mutación genética. En los análisis, con todo, la presencia de contaminantes no ha mermado.
F. F. Por el tipo de fuel, la degradación es lentísima. La biorremediación puede acelerar el proceso, pero las bacterias pueden trabajar mientras estén quietas en un sitio, en el mar no hay manera de sujetarlas y que no se escapen...
F. V. Los roquedos están formados por grandes cantidades de grava, de gran porosidad. Al limpiar con máquinas el fuel pegado, como se hizo en algún momento, se filtra y queda acumulado en el fondo. ¿Qué va a pasar con esos residuos? Por el Exxon Valdez, en Alaska empiezan a detectarse lugares que, 10 años después, rezuman hidrocarburo. Lo enterrado en las playas no se puede detectar, pero acabará apareciendo. Y el de los fondos va a estar moviéndose, mandando galletas con cada temporal. Y no sabemos cuánto queda.
F. F. Acabarán limpiándolo los pesqueros de arrastre con sus redes... Galicia es muy heterogénea. Mientras la Costa da Morte tiene fondos arenosos, batidos, los de las rías son fangosos. El hidrocarburo tiende a acumularse en los fangosos, aunque puede surgir por cualquier parte.
J. J. G. Todavía ahora, entre Nigrán y Baiona, hemos encontrado restos de petróleo de la marea negra del Polycomander, que data de 1970.
F. V. Por la marea negra del Exxon Valdez aún siguen trabajando, y han pasado 18 años. Los mecanismos son equivalentes con una diferencia, la costa de Alaska no tiene tanta población y economías dependientes del mar como en Galicia.
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