"La posibilidad de que sigan mandando los depredadores es insoportable"
Mariana Boadella (Barcelona, 1980) está acabando Veterinaria. Quería cambiar el mundo y le pareció que era prudente empezar por los animales. "Yo estaba muy conmovida por la destrucción de los paisajes y de las especies. Estuve a punto de hacer Biología, pero me decidí por una carrera de aplicación práctica más inmediata. No me arrepiento: he aprendido cosas fundamentales". Entre lo que ha aprendido está el desarrollo de la capacidad de observación y de un sentido no identificado que le permite soslayar una de las condiciones dramáticas del oficio: los animales no hablan ni señalan dónde les duele. Y ha aprendido también cosas de interés sobre los hombres: "Tratar con animales te prepara para enfrentarte con las mentalidades humanas primitivas. He visto a animales marcando su territorio y desarrollando luego comportamientos agresivos. Y me ha servido para entender mejor a los hombres que hacen lo mismo".
Mariana nació -pide que se le perdone- con el vaixell y tevetrés. Sólo ha visto pujolismo. Esto es: "La depredación continua. Y a muchos niveles. Pero desde el punto de vista de la conservación y el cuidado del medio ambiente, los efectos del pujolismo han sido tremendos. Ha sido una política animal. Muchas veces contra los propios animales. Y últimamente, quizá porque se van, no han tenido ni la dignidad de disimular".
Aunque nació en Barcelona, ha vivido siempre en el campo. El bachillerato lo hizo en Torroella de Montgrí. Allí le sucedió algo: "Me hice independentista. Duró poco. Supongo que son cosas de la edad. En el instituto donde estudiaba había poca mezcla, todos éramos de familias estrictamente catalanas y me figuro que eso también contribuyó. En cuanto empecé a pensar por mí misma lo dejé".
-Ehh..., mientras duró, ¿qué iba diciendo su padre?
-Bueno... La verdad es que lo mantuve bastante en secreto.
La experiencia familiar le ha dado una visión particular de la era pujolista. Ha visto siempre una contradicción entre la pregonada defensa de Cataluña del nacionalismo gobernante y el desprecio con que ese nacionalismo ha tratado a la compañía teatral que fundó su padre. "Els Joglars llevan 40 años haciendo teatro en catalán. Algo insólito. Y el poder convergente no se lo ha agradecido nunca".
Va a votar. Con esperanza. Sin convencimiento. "Voy a votar a Maragall. La posibilidad de que sigan mandando los depredadores es insoportable. No confío plenamente en Maragall, pero el cambio es imprescindible y él es la única posibilidad de cambio".
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