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130.000 usuarios, afectados por una avería en cercanías en hora punta

Los pasajeros sufrieron grandes retrasos en cinco líneas en plena hora punta

Una avería informática en el control de tráfico de Cercanías causó ayer grandes retrasos en las líneas del norte y del este de la región en plena hora punta de la mañana. Se calcula que más de 130.000 usuarios se vieron afectados por el percance. La caída del sistema se produjo a las 8.00 en el control de Chamartín y no se logró restablecer hasta las 9.30. La avería afectó a los trenes que pasan por el túnel Atocha-Chamartín y a los de las líneas C-1 (Alcobendas-Alcalá), C-2 (Guadalajara-Chamartín), C-7 (Colmenar-Príncipe Pío), C-8 (Chamartín-Villalba) y C-10 (Villalba-Tres Cantos).

Ayer muchos trabajadores que utilizan la red de cercanías para desplazarse hasta su trabajo llegaron tarde. Fue un lunes de retrasos en muchas oficinas. La causa fue una grave avería en la red informática que controla el tráfico de los trenes de cercanías.

La red de cercanías registra, según los datos oficiales, una media de 916.000 viajes en un día laborable. En Renfe no supieron indicar cuántos pasajeros pudieron resultar afectados ayer por los retrasos. No obstante, haciendo el cálculo aproximado de mil pasajeros en cada tren y una frecuencia de cuatro minutos en hora punta se puede deducir que la avería afectó a alrededor de unos 130.000 usuarios.

Un portavoz de Renfe explicó que la caída del sistema de señalización del centro del control de Chamartín se solucionó varias veces, pero pronto "volvía a caer". "Los trenes siguieron circulando con sistemas alternativos, que son más lentos y no permiten la cadencia de tres o cuatro minutos de frecuencia de los trenes", agregó.

Mientras se arreglaba la avería, la compañía emitió avisos por megafonía para advertir de los retrasos y dar la oportunidad a los viajeros de que tomaran otro medio de transporte. Muchos pasajeros optaron entonces por salir de las estaciones y un buscar un autobús para llegar a sus lugares de destino.

"El sistema informático quedó estabilizado a las 9.30 y al cabo de media hora o 45 minutos ya se pudo recuperar la cadencia normal", explicó el portavoz de Renfe. Estas mismas fuentes señalaron que aunque se ocasionaron retrasos de entre 25 y 30 minutos de promedio en casi todas las líneas, en algunos casos "llegaron a ser más largos".

Además de las líneas C-1(Alcobendas- Alcalá), C-2 (Guadalajara-Chamartín), C-7

(Colmenar-Príncipe Pío), C-8 (Chamartín-Villalba) y C-10 (Villalba-Tres Cantos), también resultó afectado el tráfico que discurría por el llamado túnel de la risa entre Atocha-Chamartín. Eso provocó que los viajeros del sur también sufrieran las consecuencias de la avería que se había registrado en el control de Chamartín.

Así por un lado, los pasajeros que tenían que hacer trasbordo en la estación de Atocha para ir hasta la estación de Chamartín se vieron afectados. También la avería la sufrieron los viajeros de la línea C-5 (Móstoles-Atocha-Fuenlabrada), que resultaron indirectamente afectados, debido a la acumulación de trenes en la estación de Atocha.

Momentos de desconcierto

Uno de los pasajeros, R. Pérez, que ayer utilizó la red de Cercanías para realizar el recorrido Móstoles- El Soto- Nuevos Ministerios, relató ayer sus problemas para llegar hasta su destino. " Por la megafonía nos dijeron que había un incidencia en la señalización. Hubo momentos de desconcierto y algunos nervios. La gente no sabía qué pasaba ni qué decisión tomar"

Este viajero tenía que hacer transbordo en Atocha para ir hasta Nuevos Ministerios. Pero en Atocha se encontró con una multitud que se agolpaba en los andenes de los que salen los trenes hacia Chamartín y con un nuevo aviso por megafonía que avisaba de retrasos prolongados, a la vez que se recomendaba a los usuarios que hicieran el recorrido en otros medios alternativos.

R Pérez, como muchos otros viajeros, optó por salir de la estación. "Yo cogí el autobús 14 para llegar a trabajar. En la estación estuve esperando algo más de diez minutos, pero al final llegué a trabajar casi una hora más tarde", explicó. "Nunca me había visto en una situación similar. En el metro a veces se producen este tipo de retrasos, pero nunca me había pasado esto, hasta ahora, en un tren de cercanías", añadió.

"Los torniquetes de salida, una ratonera"

Los andenes de la estación de Atocha no daban para más. Los viajeros se agolpaban unos contra otros. La confusión aumentaba conforme discurrían los minutos de espera. El rumor de que se había producido una avería pronto se convirtió en noticia a través de la megafonía de la estación.

"Muchas veces, cuando en las estaciones no cabe más gente, hay personal de seguridad o personal de Renfe que corta el acceso a esta zona. Ayer, a pesar de la avería, nadie advirtió a la gente de lo que pasaba y siguió llegando más", explicó un usuario.

Este viajero fue uno de los que decidieron coger un autobús como solución alternativa. "Hubo momentos de nerviosismo en la estación. Los torniquetes de salida se convirtieron en auténticas ratoneras. Los tornos no se abrían. Algunos estaban bloqueados", relató un pasajero. "Muchos tuvimos que saltar por encima; otros los forzaron", añadió.

Mientras unos viajeros saltaban los tornos en busca de la salida y de otra solución de transporte, otros aguardaban, apretujados, a que se pusieran nuevamente en marcha los trenes de cercanías. "Dentro, en los vagones, sí hubo más nervios. Había gente que quería salir y no podía".

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