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"Queremos colegio, no un palacio"

Padres de 315 niños acusan a las instituciones de preferir la construcción de El Corte Inglés a la seguridad de sus hijos

"No queremos un palacio porque ya tenemos una escuela", es el grito de guerra de alumnos y padres del colegio San Francisco de Pamplona.

¿Pueden los intereses comerciales acabar afectando a la seguridad de 315 escolares? Los padres y madres de este centro público del casco antiguo de Pamplona aseguran que sí. La Administración lo niega. La movilización en las calles ha comenzado.

Según los afectados, se libra una alambicada partida de dominó urbanístico una de cuyas fichas, su colegio, no encaja en el juego. "Nos echan del edificio para construir El Corte Inglés en el solar donde querían", afirma Pedro Otaduy, portavoz de la asociación de padres y madres (Apyma) de San Francisco. "En ese juego de razones ocultas, nuestros hijos, son una molestia y los condenan a una trampa mortal", añade Otaduy.

Todo empezó la pasada década. Había que construir una moderna biblioteca general para Navarra. Unos partidos apostaban por el casco antiguo para revitalizarlo y otros por usar una parcela, el solar de Intendencia, en el ensanche, donde ahora El Corte Inglés realiza ya, adquirido el terreno en subasta por 23 millones de euros, las catas arqueológicas previas a la construcción de su macrocentro comercial de siete alturas y 33 millones de presupuesto.

Cuando UPN formó gobierno y pasó también a controlar el Ayuntamiento de la ciudad, la elección estuvo clara. El Corte Inglés fue una promesa explícita de los regionalistas. En ese momento las monjas de la orden Teresiana abandonaron su colegio del centro de la ciudad, entre otros motivos por falta de espacio, y trasladaron al alumnado a su centro del barrio de Ermitagaña.El colegio ocupaba las instalaciones del palacio de Ezpeleta, construido entre 1709 y 1711 y uno de los edificios barrocos más destacados de la ciudad.

Se aprovechó la circunstancia. Las instituciones adquirieron el edificio por seis millones de euros y decidieron que los alumnos de San Francisco lo ocuparían, convenientemente rehabilitado. Colegio y palacio apenas distan cien metros. En mayo de 2001 el Gobierno foral resolvió el concurso de ideas de la nueva biblioteca. Lo ganó el arquitecto catalán Manuel Ferrer. Se derribaría el actual edificio escolar de San Francisco y todo solucionado. Al año siguiente se adjudicó el terreno del ensanche a El Corte Inglés, un solar privilegiado.

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Pero los políticos no previeron el crecimiento vertiginoso del alumnado del colegio San Francisco. De 100 niños en el curso 97-99 ha pasado a 313 (212 de ellos en euskera) y se prevé llegar a 350 alumnos. No caben en el antiguo palacio. Ni siquiera desdoblando grupos para usar las pequeñas aulas. Y además, y ahí radica la principal denuncia de los padres, Teresianas no respeta las normativas legales de espacios ni de seguridad.

En los informes de seguridad de las obras se constata que hay aulas muy pequeñas habilitadas hasta en la cuarta planta del palacio, pasillos de evacuación demasiado largos, salidas muy alejadas unas de otras, escaleras más estrechas de lo permitido y sin el aislamiento exigido, dependencias que incumplen la obligatoriedad de tener dos puntos de evacuación... sin contar con la reducción del servicio de comedor y un menor espacio deportivo.

Hasta el momento sólo la dirección ha visitado el palacio remodelado. Los padres no han podido hacerlo, pero han analizado el proyecto arquitectónico. El departamento de Educación del Gobierno foral niega que se incumpla la legislación. Los padres rebaten esas afirmaciones y pusieron denuncia ante el Tribunal Administrativo de Navarra. Aún no hay contestación. Acudirán a la vía contencioso-administrativa, pero no quieren hechos consumados. No saben cuándo se ordenará el traslado pero sí saben que no enviarán a sus hijos a lo que califican de "ratonera".

La previsión de inaugurar la biblioteca en 2005 es ya agua de borrajas. Los padres apelan incluso a la Convención Internacional de los Derechos del Niño proclamada por la ONU, cuyo artículo tercero establece la preponderancia del "interés superior del niño" en las medidas de instituciones públicas o privadas. Y han comenzado a salir a la calle.

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