"Ningún empleo era de mi especialidad"
Una alicantina abocada a trabajar como azafata de tierra tras dos años de estéril búsqueda de empleo en su disciplina
La Selectividad truncó su vocación infantil por ejercer en cualquiera de las ramas de la sanidad. Mila Martínez Castillo (Alicante, 31 años y licenciada en Sociología) no superó la nota requerida en la Universidad de Alicante para estudiar Enfermería, Fisioterapeuta o Medicina, tres de sus aspiraciones profesionales. "Me pareció una apuesta muy arriesgada repetir COU si luego no conseguía la nota", matiza.
Después de haber echado la inscripción para cursar Empresariales y tras unos meses en la indefinición más absoluta, el destino quiso que Mila conociera la existencia de la licenciatura de Sociología a través de un vecino. Un joven que le describió la carrera como muy interesante: "Te da una cultura amplia y te forma como persona, me dijo". La opinión de este chico fue el empuje definitivo para llevar a Mila a engrosar las filas de los futuros sociólogos, sin sopesar las posibles salidas laborales de esta carrera.
En 1992, Sociología era una licenciatura muy joven en la Universidad de Alicante, con tan sólo dos años de vida. Pero los tropiezos no se hicieron esperar. En sus primeras clases se topó con asignaturas tan áridas como Estadística y Sociología Económica, unas materias tan "difíciles" de digerir como alejadas de su vocación. "El primer año fue horrible. Llegué, incluso, a plantearme abandonar", apostilla.
Pero la tranquilidad llegó en el segundo curso. "Comenzamos a realizar trabajos de investigación y dinámicas de grupo. De esta forma, empecé a descubrir el lado interesante de esta carrera", dice. En el ecuador de la licenciatura, esta mujer, que todavía arrastraba Estadística, opta por la rama de la publicidad y de las relaciones públicas. Cada vez, Mila se iba metiendo más en la carrera hasta que alcanzó la licenciatura con éxito. Entonces, empezaba lo más complicado: encontrar el primer empleo. Meses de ardua búsqueda concluían con las típicas ofertas de trabajo de la rama de comercial. "Descarté multitud de empleos porque para nada tenían que ver con lo que había estudiado. No soportaba estar parada, así que decidí estudiar administrativo mientras continuaba la búsqueda". Un año después y "cansada de dar tumbos", Mila decidió hacer las maletas y marcharse a Dublín para perfeccionar el inglés. Pero a su regreso, las cosas no fueron mejor. "Es una carrera que, al menos, en Alicante no tiene salida". Entretanto, Mila continuaba sus estudios de Administrativo. Pero lo mejor estaba por llegar.
Iberia realizaba, en marzo de 1999, las pruebas para ampliar su plantilla de azafatas de tierra en el aeropuerto alicantino de L'Altet. En una de sus ya rutinarias visitas al Servef, Mila recibió puntual información sobre esta posibilidad. "Superé las pruebas y hasta hoy", sonríe. Desde entonces, esta mujer no ha parado de trabajar con contratos eventuales en las distintas compañías aéreas. Pese a que, en muchas de las ocasiones tiene horarios intempestivos, Mila está encantada y feliz con este trabajo. "Si es posible, me quedo aquí. Es un puesto de cara al público, está bien pagado y puedes promocionar a medio o largo plazo", afirma.
En ocasiones, Mila lamenta haber estudiado una rama que no era su vocación; pero, nunca, subraya, el hecho de pasar por la Universidad. "Los estudios me han permitido crecer como persona", concluyó.
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