"China no necesita dinero, sino nuestra experiencia"

Klaus Ebermann, de 58 años, es licenciado en Derecho y Economía. Tiene una larga trayectoria en la Comisión Europea, donde entró a trabajar en 1974. Ha ocupado puestos relacionados con la política industrial en Asia y Latinoamérica, así como con la ONU y otras organizaciones internacionales. Antes de incorporarse en Pekín, en 2001, como embajador de la UE, era director de Programación y Coordinación de Políticas en la Secretaría General de la Comisión. Asegura que desde su retiro verá algún día cómo China se convierte en uno de los actores principales, si no en el principal, de la economía mundial.

Pregunta. La sexta cumbre UE-China celebrada la semana pasada se cerró con importantes acuerdos. ¿Cómo define la relación hoy entre las dos regiones?

"El punto fuerte común es la economía y el comercio. Somos mutuamente el tercer socio comercial, y a medio plazo seremos el primero"

Respuesta. Yo la calificaría de relación madura. Nunca había existido tanto diálogo, desde política exterior a comercio, pasando por cuestiones técnicas. Es una relación equilibrada y estratégica.

P. ¿Ha entrado esta relación en una nueva dimensión?

R. China ha elaborado por primera vez un papel estratégico sobre las relaciones comunes. Nunca había hecho esto hasta ahora, ni siquiera con EE UU. Si se miran los dos papeles, hay muchas similitudes. Se da prioridad al multilateralismo, al papel clave de la ONU y del Consejo de Seguridad. Tenemos muchos campos que explorar. China ha planteado nuevas áreas de cooperación. No necesita dinero, sino nuestra experiencia y consejo, ya sea en cuestiones de la OMC, desarrollo rural o el uso de los fondos estructurales en Europa. La relación ha entrado en una nueva fase, y el acuerdo sobre Galileo [el sistema de navegación por satélite] es un ejemplo.

P. ¿Cuáles son los principales puntos comunes?

R. Tenemos más o menos idénticos análisis de situaciones políticas, como es el caso de la península coreana, Afganistán, Oriente Medio o Irán. Europa juega un papel de estabilización en su zona. China lo está jugando en esta parte del mundo. Es muy activa con sus vecinos. Sabe que ambos tenemos un papel que representar, pero también que la paciencia es una de sus viejas costumbres y virtudes, y que no debe tener prisa. Y no la tiene. En política, hay algunos handicaps. Incluso con un ministro de Asuntos Exteriores europeo, no tendremos una política extranjera única en Europa, sino una política común. Y hay un matiz entre ambos. Por tanto, los puntos fuertes comunes con China son, claramente, en economía, en comercio. Somos mutuamente el tercer socio comercial, y a medio plazo nos vamos a convertir en el primero.

P. También pretenden incrementar el intercambio cultural.

R. En 2002 vinieron a China 1,5 millones de turistas europeos, mientras que sólo 645.000 chinos viajaron a Europa. El potencial es enorme. De ahí el interés de los Estados miembros por el acuerdo firmado en la cumbre [el Estatus de Destino Autorizado (EDA), que permitirá la concesión de visados a grupos de turistas chinos que quieran viajar a Europa]. Los intercambios comerciales se complementarán progresivamente con los culturales. Hay un punto que a menudo subestimamos; a China le gusta conocer la gente con la que trabaja, hay que ser paciente, y también le gusta tratar con gente que tiene un pasado cultural, una historia. Están orgullosos de sus 5.000 años de historia. Nosotros también podemos ofrecer 3.000 o 3.500, que no está mal.

P. ¿Y los puntos de fricción?

R. China ha planteado dos. Uno es la concesión del estatus de economía de mercado, que para ellos es, sobre todo, un problema político, de reconocimiento de la China moderna. Y el otro, el embargo de armas decretado por los países europeos de forma unánime después de Tiananmen. Hay algunos países, como el Reino Unido, que piensan que no sería posible explicar a la opinión pública que las razones sobre las que se basó la decisión, en 1989, ya no son válidas. Tenemos problemas con la situación de los derechos humanos. China no debería ser el campeón del mundo en número de ejecuciones. El embargo es un asunto que se está discutiendo en Europa, pero nosotros, como UE, no podemos decidir.

P. ¿Qué posición tiene la UE sobre las quejas de que el yuan está infravalorado?

R. Hemos tratado este asunto con las autoridades. No les hemos presionado diciéndoles: "Eh, vuestra moneda está demasiado alta". Entendemos que sería dramático para su situación económica. También entendemos que están dispuestos a ser más flexibles, pero que necesitan tiempo.

P. ¿Existirá en el futuro un mundo tripolar: China, Estados Unidos, Europa?

R. Yo no sería tan ambicioso. Europa quiere socios con los que hacer negocios. Idealmente, deben tener un cierto tamaño. Esto da más de tres; entre ellos, por ejemplo, Mercosur.

P. ¿Qué será China en 10, 20 años?

R. Será un actor principal en el frente económico, si no el principal. Y su influencia económica también tendrá un papel significativo en términos políticos.