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El demócrata Dean renuncia al dinero público para su campaña

Howard Dean, el aspirante mejor situado hasta el momento en la lucha por la candidatura presidencial demócrata para las elecciones de 2004, está tan convencido de su capacidad de recaudar fondos que renunció ayer a la financiación pública de su campaña en la fase de las primarias. Si Dean consigue ser el candidato demócrata, sería la primera vez desde hace 30 años -cuando empezaron a aplicarse esas normas- que los dos adversarios no están sujetos a las limitaciones de los fondos públicos en las primarias, porque George W. Bush, que es una máquina de recaudar dinero, ya ha anunciado hace tiempo que tampoco recurrirá a la financiación con cargo a los contribuyentes, igual que hizo hace cuatro años.

"He respaldado la financiación pública, pero lo que hace el presidente para debilitar nuestro proceso democrático con ríos de dinero de los grupos de presión me obliga a abandonar un sistema que ya no funciona", dijo ayer Dean, el primer candidato demócrata que renuncia a los fondos públicos y que ha tenido hasta ahora gran éxito recogiendo pequeñas aportaciones de sus seguidores a través de Internet.

A partir de ahora, el ex gobernador de Vermont, que aventaja notablemente a sus rivales demócratas en todos los sondeos, puede gastar el dinero que quiera en la campaña para la nominación, que se resolverá a primeros de marzo. Si no hubiera renunciado, podría haber obtenido hasta 18,7 millones de dólares, pero eso le hubiera impuesto un tope de gasto para las primarias de 45 millones.

100 millones para Bush

Hasta ahora, Dean tiene unos 25 millones de dólares, frente a los 100 -como mínimo- de Bush. El presidente, que debe gastar mucho menos ahora porque no tiene rivales internos, planea recaudar hasta 200 para mejorar sus posibilidades de reelección. Por el momento, nadie ha renunciado nunca a la aportación pública para la fase final, unos 74 millones de dólares para cada candidato.

Las normas adoptadas en 1976, tras el escándalo Watergate, se idearon para evitar en la medida de lo posible la excesiva influencia de las fortunas en la caja de los políticos. Pero se han quedado estrechas por el encarecimiento de las campañas, sobre todo en la larga fase de las primarias, cuando los candidatos necesitan gastar mucho dinero en la televisión.

El principal rival de Dean, el senador John Kerry, criticó la decisión: "Hace tres meses, decía que la financiación pública era cuestión de principios para un demócrata. Eso, cuando no recaudaba demasiado. Ahora, el Señor-Cambio-de-Opinión-Cuando-me-Conviene dice: 'Estoy recogiendo dinero, quizá deberíamos prescindir del sistema'. Yo creo que los principios fundamentales son importantes".

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