El ministro francés del Interior acusa de antisemita a un grupo 'rapero'

El ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer su intención de demandar al grupo de música rap Sniper porque las letras de sus canciones son "antisemitas", "racistas" e "injuriosas". Sarkozy puso por delante "el derecho de defender a los injuriados" antes que la libertad de creación ilimitada, en relación con el escándalo suscitado en algunos sectores por las letras de las canciones del grupo, que canta a los que exterminan "a los ministros y a los fascistas", además de a los protagonistas de la Intifada palestina. Un primer álbum de este grupo salió al mercado en 2001 y se han vendido más de 250.000 ejemplares.

A juicio de Sarkozy, las letras de las canciones de ese grupo son antisemitas, injuriosas y "absolutamente escandalosas". Como siempre que toma una medida que afecta al ámbito de las libertades, expuso los motivos de actuar en esa dirección: "La democracia es el derecho a hablar, a crear, a decir lo que se piensa; no es el derecho de injuriar ni de humillar".

La alarma se produce por un concierto previsto para mañana por Sniper, en una pequeña ciudad del interior de Francia. Los cargos electos locales no quieren que se concentren los partidarios de ese grupo en su ciudad, y Sarkozy ha volado raudo en su apoyo, advirtiendo a las fuerzas de policía de la zona de que estén alerta contra los cuatro muchachos del grupo, que alaba a los protagonistas de la Intifada palestina cantando "lanzadores de piedras / el mundo sabe que tu país está en guerra / No hay ayuda humanitaria, visto que los colonos te roban tus tierras...".

La polémica ha sido atizada desde Internet, donde se multiplican las protestas contra esa canción, que ha sido calificada de antisemita. "Tengo ganas de hacer una carnicería", "palestinos en las calles, israelíes en los autobuses, el mal por el mal, vengar a los tuyos", son frases de otras estrofas. La canción titulada Francia ha suscitado también la protesta de un sindicato policial, porque en ella se afirma que "quemar coches es el único medio de hacerse escuchar", en referencia a los millares de vehículos que arden cada año en los suburbios de París, Estrasburgo y otras zonas conflictivas del país.