El Parlamento Europeo apoya financiar la investigación con embriones humanos
El Consejo de Ministros de Investigación tomará la decisión el 27 de noviembre
La coalición formada por la derecha y los verdes quedó ayer de nuevo en minoría en el Parlamento Europeo en el sensible asunto de la financiación con dinero europeo de los ensayos con células madre procedentes de embriones. La Comisión de Investigación del Parlamento Europeo volvió a votar favorablemente, como hace más de un año, al apoyo financiero de tales ensayos y, de paso, tumbó las restrictivas cautelas que Bruselas había introducido en aras del consenso. La UE impuso el año pasado una moratoria que suspendía el uso de embriones sobrantes y que está a punto de expirar. La nueva opinión parlamentaria llega unos días antes de que los ministros de Investigación tomen una decisión el día 27.
Los reparos éticos de varios países de la Unión Europea han convertido el proyecto de financiar con fondos comunitarios los ensayos con embriones en el debate ético más prolongado y encendido de las instituciones europeas. La comisión parlamentaria que sigue los asuntos de investigación prendió ayer de nuevo la mecha volviendo a su posición de partida, la misma que en mayo del año pasado fue aprobada por el pleno de la Eurocámara a favor de estos ensayos. En el camino, y dadas las resistencias de países como Italia, Irlanda, Alemania, España y Francia, entre otros, la Comisión Europea había introducido varias cautelas. Por ejemplo, que sólo se utilizaran los embriones concebidos antes del 27 de junio de 2002 para evitar que la norma promoviera la producción de nuevos embriones.
La comisión parlamentaria se enroca en la propuesta primera, la más permisiva: se puede financiar todo ensayo con células madre de embriones sobrantes existentes (sin fecha límite). También se pueden utilizar los embriones procedentes de abortos espontáneos o terapéuticos. Se acepta, sin embargo, la cautela añadida de requerir la autorización de los progenitores, prohibir cualquier ánimo de lucro en la donación y que una autoridad nacional permita el ensayo. Y, por supuesto, los ensayos sólo se admiten en aquellos países que lo permiten.
Socialistas, liberales e Izquierda Unitaria impusieron ayer sus tesis por 28 votos a favor, 22 en contra y dos abstenciones y, además, cerraron el paso a los intentos del ponente, el popular alemán Peter Liese, de aprobar una norma aún más restrictiva de lo que están dispuestos a aceptar los gobiernos, como, por ejemplo, evitar la creación de nuevas líneas celulares y no usar embriones concebidos después de agosto de 2001, lo que, según los expertos, limitaría enormemente el alcance de estas investigaciones que se perciben como cruciales para tratar enfermedades como la diabetes, el Alzheimer o el Parkinson. Liese, no obstante, ha hecho un esfuerzo para lograr el consenso, al admitir el principio de que se usen células madre embrionarias, algo con lo que, según propias declaraciones, está personalmente en contra.
El pleno de la Eurocámara se pronunciará sobre este asunto el próximo 17 de noviembre, pero esta primera votación en comisión se percibe ya en Bruselas como una clara señal por parte de los eurodiputados. "Con la opinión, no vinculante, del Parlamento Europeo sobre la mesa es más difícil que los ministros de Investigación y de Sanidad se enroquen en su postura más conservadora", decía ayer un experto.
El ahora llamado Consejo de Ministros de Competitividad, en el que participan los responsables de Investigación de los 15 gobiernos, se reúne el próximo 27 de noviembre en Bruselas y tratará, por enésima vez, un asunto que sigue en el atolladero.
Los gobiernos de los Quince bloquearon el año pasado la posibilidad de financiar nuevos ensayos con células madre embrionarias, a pesar del voto a favor, en mayo, del pleno de la Eurocámara, lo que motivó una profunda crisis institucional.
Como solución intermedia, los gobiernos impusieron en octubre de 2002 una moratoria de un año, que expira el 31 de diciembre próximo, que permitía los ensayos siempre y cuando se utilizaran sólo células madre ya aisladas en laboratorio. Desde entonces, varios países han cambiado, sin embargo, su posición desertando del club católico. Es el claro ejemplo de España, cuya ministra de Sanidad lanzó antes del verano una ley que se asemeja mucho a lo que Bruselas propone ahora con nuevas cautelas. También Francia e Irlanda están intentando abrir el paso a estas investigaciones. La ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, se declaró recientemente a favor de estos ensayos, si bien su principal obstáculo es el Parlamento alemán, que parece estar mayoritariamente en contra debido al peso de los verdes, que gobiernan en coalición con los socialdemócratas. Italia, que ejerce la presidencia de turno de la UE, es el país más contrario a cualquier ensayo con embriones (ni siquiera acepta la moratoria) y Portugal es en este momento la gran incógnita.
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