Malestar en el PP catalán por la irrupción de Fraga y Mayor Oreja en su campaña
La aparición del líder del PP vasco, Jaime Mayor Oreja, en la campaña catalana cayó ayer como un jarro de agua fría en la estrategia del equipo del candidato a la presidencia de la Generalitat, Josep Piqué. Aunque en público el ex ministro de Ciencia y Tecnología expresó su convicción de que "los ciudadanos son mayores de edad" y no se van a dejar condicionar por una frase que considera "un error", en privado otros dirigentes se muestran mucho más críticos con el responsable del PP en el País Vasco, que comparó a ETA con ERC. Mientras, los demás partidos catalanes aprovecharon la ocasión para atacar al PP. La intervención de Mayor, junto a la polémica aparición en Barcelona de Manuel Fraga, fundador del PP, distorsiona la imagen de moderación que pretende dar Piqué al "nuevo partido" que vende en sus eslóganes.
La intervención de Mayor, que colocó en el mismo lugar a ETA, como herencia del PNV, y a ERC, como herencia de Jordi Pujol, ocupó ayer buena parte de debates y tertulias electorales. También la socialista Manuela de Madre, ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, defendió a ERC.Manuela De Madre, muy alejada de las tesis de ERC, dijo que las palabras del ex ministro del Interior son "democráticamente intolerables" porque los republicanos de Josep Lluís Carod "defienden la paz". De Madre pidió al PP que "no ensucie la campaña" catalana. El conseller en cap y candidato de CiU, Artur Mas, exigió al presidente del Gobierno, José María Aznar, que "desmienta" a Mayor Oreja por "ofender al nacionalismo catalán". Y recordó que el nacionalismo catalán "sin excepciones, tiene una base constructiva y democrática, un espíritu pacífico y una voluntad plenamente integradora. Y en ningún caso puede parecerse en nada a algo que se pueda asemejar a la violencia", informa Josep Garriga.
De poco sirvió la rectificación que el mismo día hizo Javier Arenas, vicepresidente segundo del Gobierno, quien consideró que las comparaciones entre la situación del País Vasco y Cataluña no se deberían hacer "ni a nivel de café". Mas no se dio por satisfecho y pidió que la corrección venga de Aznar y no de sus "monaguillos" como Arenas o Piqué. En una entrevista publicada ayer en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el presidente del Gobierno, preguntado sobre la posibilidad de que la situación catalana derive hacia algo similar al País Vasco, dijo que "existe una corriente así" en el nacionalismo catalán, pero que espera que sea "corregida" y que Cataluña no dé un "giro nacionalista".
Todos los partidos defendieron a ERC, pero esta formación prefirió no hablar del asunto. Ya el día anterior, Carod había dicho que Mayor tiene un "problema psiquiátrico" con el nacionalismo. Entre los estrategas del PP había ayer malestar porque Mayor Oreja le había dado un protagonismo no querido a los republicanos. Un dirigente ironizaba con la alegría que deben de haber provocado las manifestaciones de Mayor Oreja en ERC. Otro decía entender la preocupación del líder del PP vasco por el ascenso del nacionalismo, pero le criticaba por inoportuno.
El domingo, fuentes del PP aclaraban que entre todos los políticos que querían acudir a apoyar a Piqué a Cataluña, se había hecho una "criba" para evitar a aquellos que pudieran distorsionar la imagen moderada del nuevo candidato catalán. Mayor era uno de los descartados, pero nadie pudo evitar que entrara en la campaña con declaraciones desde Madrid.
Piqué pretende acabar con la idea, que reflejan las encuestas, de que el PP está en Cataluña más a la derecha que en otras comunidades. Con ello procura crecer a costa de la probable sangría de votos de CiU por la retirada de su veterano líder, Jordi Pujol. Al PP le interesa recuperar el espacio de centro-derecha que antes del irresistible ascenso de Pujol ocupó la UCD.
A pesar de estos evidentes contratiempos, Piqué continúa con su campaña de forma incluso optimista. Ayer en Cervera (Segarra) durante su primer mitin en periodo electoral -el candidato prefiere pequeñas reuniones sectoriales- sostuvo que "el PP ha ganado el debate del Estatut". Piqué observa que las campañas de los demás han dejado de estar centradas en las distintas reformas del Estatut que proponen los partidos para centrarse en cuestiones sociales, precisamente la demanda que ha hecho siempre el PP, único partido que defiende no tocar una coma de ese texto básico. Piqué no es mitinero, y ayer se pudo comprobar en Cervera. Él prefiere las distancias cortas, el encuentro y la discusión. Aunque la escasa fuerza militante del partido en Cataluña tampoco ayuda. Unas decenas de personas, todos con aspecto de jubilados, escucharon con calma al candidato, que sólo arrancó aplausos al final. Aprovechando que estaba en Lleida, una zona con gran presencia de inmigrantes, dijo que este fenómeno debe ser "controlado" porque en Cataluña "no caben todos los que quieren venir" y apostó por la inmigración legal y la expulsión inmediata de los extranjeros que no entren en España de forma controlada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.